Voz mediterránea

Kostas Triantafillidis, una Grecia mágica y cercana en Barnasants

El cantautor ofreció un emotivo y sugerente recital en el Auditori Barradas, de L’Hospitalet, en su debut en nuestro país, a lomos de canciones propias, tradicionales y citas a autores de referencia como Theodorakis y Hadjidakis

Concierto del cantautor griego Kostas Triantafillidis anoche en el Auditori Barradas.

Concierto del cantautor griego Kostas Triantafillidis anoche en el Auditori Barradas. / Anna Munujos Borralleras

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una presencia inédita atrajo miradas este viernes en el Auditori Barradas, de L’Hospitalet, trazando un puente con Grecia, tan cerca y tan lejos. ¿Qué sabemos de la moderna escena de un país que ha dado a figuras fundamentales como Mikis Theodorakis o Manos Hadjidakis? Poca cosa. Hay mucho que hacer en esta Europa llena de vecinos que ignoran las culturas que tienen al lado. Por ello nos intrigó y nos gratificó Kostas Triantafillidis, un cantautor que en su país actúa con cuartetos, sextetos y orquestas, y que estos días tomó un vuelo a Barcelona, con su mánager y un par de guitarras, para ofrecer una cata de sus artes en el marco del festival Barnasants

Hablamos de un cantante y compositor nacido en la comunidad griega de Tashkent (Uzbekistán), en tiempos todavía soviéticos, afincado con sus padres en Atenas a los cuatro años, y provisto de un bagaje musical que apunta tanto a la educación clásica como a la tradición. El rebético, género popular surgido de la migración de los griegos expulsados de la Turquía independiente en los años 20, y desarrollado en focos como el puerto del Pireo, flota en su imaginario, y se manifestó en el Barradas en un par de canciones (de dos clásicos del género, Manolis Chiotis y Iannis Papaioannou). Piezas portadoras de un dolor antiguo que Triantafillidis recorrió con pulcritud y sentimiento

La voz envolvente

En primer plano, una voz portentosa, de un poder melódico envolvente, que no te atropella, y que se fue abriendo paso combinando diversas fuentes: piezas propias, algún tesoro tradicional y citas a los autores de cabecera. Ahí estuvo Theodorakis, con ‘Vradiazei’ y la versión con texto griego de ‘Luna de miel’, el hermoso tema originario de la película homónima de 1959, que triunfó entonces en la voz de Gloria Lasso (y que tres décadas después haría suyo Paloma San Basilio). Y ‘Tsamikos’, de Hadjidakis, y el guiño a Lorca de ‘Louzetai i agapi mu’ (“mi amor se baña en el Guadalquivir”, dice), con música de Christos Leontis, quien hace poco celebró su 60º cumpleaños con invitados como él mismo y Maria del Mar Bonet en el icónico teatro Herodes Ático, a los pies del Partenón.

Triantafillidis recorrió el cancionero fundiendo el tacto amoroso y la tensión con subidones épicos, el arpegio y el acorde rasgado, desafiando la barrera del idioma y deslizando apuntes en inglés para el público ajeno a la lengua griega (la mayoría, aunque sus paisanos se hicieron notar con sus vítores y peticiones de canciones). Una pieza reclamada y repetida en el bis fue ‘Istoria’, popular actualmente en Grecia por su inclusión en una serie de televisión llamada ‘Oi pantheoi’. Última señal de un trovador que bien podría regresar, esta vez con sus músicos, y contravenir por una noche el aparente destino de esta Europa tan rica en compartimentos estancos.

Suscríbete para seguir leyendo