Entrevista

Adam Sandler: "Para hacer reír no hace falta ofender"

El actor Adam Sandler, recibiendo un premio por 'Diamantes en bruto' en el Film Independent Spirit Awards de 2020

El actor Adam Sandler, recibiendo un premio por 'Diamantes en bruto' en el Film Independent Spirit Awards de 2020 / Reuters / Eric Gaillard

Nando Salvà

Nando Salvà

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Gracias a títulos como ‘Embriagado de amor’ (2003) y ‘Diamantes en bruto’ (2019) el público ya está acostumbrado a ver a Adam Sandler alejándose de vez en cuando de la comedia para hacer incursiones puntuales en el drama pero, aun así, la última interpretación del actor ofrece es algo nuevo en su carrera; si los protagonistas de las citadas películas derrochaban una energía incontenible y e incluso agresiva, después de todo, su personaje en ‘El astronauta’ -disponible en Netflix- es un hombre introvertido, que reprime sus emociones y casi ni habla. Adaptación de la novela ‘Spaceman of Bohemia’ (2017), del checo Jaroslav Kalfař, la película contempla al único integrante de una misión espacial que investiga una misteriosa nube de polvo cercana a Júpiter, y que a bordo de su nave debe lidiar con la soledad, algunos traumas del pasado, la sospecha fundada de que su matrimonio con Lenka (Carey Mulligan) ya estará roto en cuanto vuelva a la Tierra y, no menos importante, la araña alienígena que un día aparece misteriosamente en el interior del vehículo.

¿Qué le atrajo principalmente de la historia que ‘El astronauta’ cuenta?

La película habla de las cosas a las que nos comprometemos y a las que renunciamos cuando decidimos tomar un camino en nuestra vida, y de cómo esas decisiones pueden llegar a distraernos de lo que realmente da valor a nuestra existencia. Y por eso refleja de forma muy fiel un sentimiento muy extendido en la sociedad últimamente, y que nació durante la pandemia. Mucha gente se dio cuenta de que necesitaban reconfigurar sus prioridades, porque muchas de las cosas que hasta entonces les habían parecido de extrema importancia resultaron no tener ninguna. 

¿Qué proceso siguió para construir un personaje como este, tan alejado de su registro habitual?

La primera vez que hablé con él del asunto, Johan [Renck] me lo dejó claro: “No quiero ver ni rastro de Adam Sandler en el personaje”. Me dijo: “Esta película habla del dolor y el arrepentimiento, no necesita ni una pizca de comedia”. Mi personaje es un hombre disociado de su propio sufrimiento que debe aprender a enfrentarse a sus propios demonios, y para darle vida sentí que debía revisitar algunos de los errores que cometí en mi propia vida y de los que, afortunadamente, aprendí.

La inmensa mayoría de sus escenas en la película fueron rodadas sin la presencia física de ningún otro actor. ¿Cómo afrontó ese reto?

Tanto en mi vida diaria como cuando estoy rodando, me incomoda la soledad; en cuanto paso solo unos pocos minutos me pongo nervioso. Me gusta sentir la presencia de otras personas, me gusta hablar y me gusta escuchar. Así que trabajar en esta película me exigió bastante autocontrol. Pero la soledad es uno de los asuntos de la película, así que era necesario que yo mismo me sintiera solo. En ese sentido, me resultó muy útil pasar buena parte del rodaje colgado de unos cables para simular la gravedad cero. Los cables sin duda fueron lo más duro. 

¿Puede entrar en detalles? 

No pensé en ello cuando leí el guion. Y dos semanas antes de empezar el rodaje, Johan me dijo: “Adam, esto no será como ‘Star Trek’, tendremos que filmar la ingravidez”. El gran problema a la hora de hacerlo fue que mi cuerpo no es especialmente flexible, no está hecho para estar enganchado a unos cables y suspendido en el aire. Mis dificultades durante el rodaje de esas escenas darían para otra película, una en la que grito y lloro y me quejo sin cesar. Nadie querría verla, claro.

La crítica casi siempre elogia sus papeles en películas consideradas como “serias” y suelen las pertenecen al género que lo ha hecho famoso, comedias como ‘Little Nicky’ (2000) y ‘Criminales en el mar’ (2019). ¿Le molesta?

No, en absoluto. Todo el mundo es libre de opinar lo que quiera pero, en todo caso, estoy plenamente satisfecho con las elecciones profesionales que he hecho a lo largo de mi carrera. Mi gran pasión siempre ha sido la comedia, y siempre disfruto trabajando en ella. Nada me hace más feliz que hablar con padres y madres que me paran por la calle y me dicen: “Vimos tu nueva película con nuestros hijos y todos lo pasamos en grande”. Para mí eso es mucho más importante que la opinión de la crítica.

Muchos cómicos se quejan de que es cada vez más difícil hacer humor sin ofender a nadie. ¿Qué opina usted?

Es posible, pero no entiendo por qué hay cómicos que necesitan ofender. Yo no quiero herir los sentimientos de nadie. Sé que he cometido errores a lo largo de mi carrera, pero estoy cada vez más concienciado de que el mundo está cambiando, y me gusta que se encamine a un territorio de más respeto e inclusión. Todo lo que yo y la mayoría de mis colegas queremos es hacer reír. Y creo de veras que para hacer reír no hace falta ofender. 

Señor Sandler, ¿alguna vez soñó con viajar al espacio cuando era niño?

No solo eso, estaba convencido de que tarde o temprano lo lograría. Mi otra gran fantasía era inventar una pastilla llamada La Pastilla de la Vida Infinita, que permitiría al ser humano vivir para siempre y que, sobre todo, permitiría que mis padres no se murieran nunca. Al final no conseguí ninguna de las dos cosas.