ONG del humor

La risa puede ser una arma de reconstrucción masiva: 30 años de Payasos Sin Fronteras

Albert Grau, de Pallassos Sense Fronteres, arroja papaeles a niños en el Congo

Albert Grau, de Pallassos Sense Fronteres, arroja papaeles a niños en el Congo / AFP / Walter Astrada

Marta Cervera

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Reír puede ser una arma de reconstrucción masiva. Así lo han comprobado los 2.000 artistas de circo (payasos, acróbatas, malabaristas) que a lo largo de 30 años han participado en algunas de las cerca de 500 expediciones en 100 países donde los conflictos armados y los desastres naturales han destrozado la vida de muchos niños que han recuperado algo de esperanza gracias a cerca de 8.000 espectáculos realizados en estas tres décadas donde el humor ha servido para abrir una puerta a la esperanza.

Jaume Mateu alias Tortell Poltrona, fundador de la organización creada tras su primera experiencia en la Guerra de los Balcanes en 1993 junto a su compañera Montserrat Trias y su hijo Blai Mateu, ha presentado un libro con imágenes y recuerdos de muchos de los clowns que han generado risas y emociones en campos de refugiados donde viven niños afectados por las guerras o desastres naturales.

Realizado con un 'crowdfunding' de 10.000 euros, el libro 'Risas y emociones. Los viajes de Payasos Sin Fronteras' editado por Comanegra en versión catalana y castellana, ya está en las tiendas y en la web de la editorial. Los derechos de autor se destinarán a la ONG, el 10% de los 25 euros de cada ejemplar.

El libro, con un centenar de textos, la mayoría breves y cerca de 200 fotografías incluye reflexiones y experiencias de artistas como Pepe Viyuela, Gloria Cuartas, Jordi Martínez, algunos de los muchos artistas que de manera altruista se han sumando a esta caravana que ha ayudado a miles de niños a recuperar su infancia por unos momentos. Pero también incluye reflexiones de Rima Abdul Malak, exministra de Cultura en Francia y exgerente de Payasos Sin Fronteras, e Ingeborg Porcar, psicóloga de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y Vicenç Fisas, especialista en conflictos, política internacional y procesos de paz que se inventó el nombre Payasos sin Fronteras, o Gloria Cuartas, alcadesa de Apartadó (Colombia).

La foto de la portada la hizo el propio Tortell en Guatemala refleja el efecto terpéutico del humor en los más pequeños que durante el espectáculo olvidan sus problemas. "Pronto ya no podremos ir a Palestina porque no quedarán niños", ha denunciado Pep Callau, miembro de la junta directiva de Pallassos Sense Fronteres que combina su faceta de clown con la de presentador y speaker en Can Barça.

La iniciativa, surgida en plena efervescencia olímpica, ha logrado aglutinar a un ejército de payasos, malabaristas y artistas de circo implicados en lo más fundamental, llevar sonrisas allí donde más las necesitan. La risa es terapéutica, un medicamento poderoso como han podido comprobar en estos 30 años. Para los intérpretes también ha sido revelador.

Callau recomienda pararse a observar las caras del público en las fotos: niños que durante unos momentos se olvidan de su terrible situación. "Ellos son el futuro", recuerda Anna Montserrat, otra integrante de la junta directiva de la ONG nacida en Catalunya. Desde sus inicios, en todas las actuaciones intervienen mujeres artistas para una idea más igualitaria del mundo. Cumplir tres décadas es reflejo de un inmenso trabajo, de rigor y de resiliencia, de capacidad para superar problemas de todo tipo. Actualmente, la organización está en otros 12 países.

Está a punto de salir una expedición a Marruecos en la zona del Atlas afectada por el terremoto. Otra partirá hacia Colombia y una tercera hacia México para trabajar tanto en la frontera Sur como la del Norte. "Quiero tener un banco de payasos preparado para ir a Gaza en cuanto sea posible", asegura Mateu preocupado por el conflicto iniciado el pasado 7 de octubre que ha arrasado la franja de Gaza. Payasos sin Fronteras tiene la Medalla de Oro al Mérito Cultural de Palestina.