Ópera

Jaho y Guinovart, juntos por Victoria

La soprano albanesa Ermonela Jaho participó en el estreno de la ‘Primera Sinfonía’ de Albert Guinovart, un homenaje a Victoria de los Ángeles

Ermonela Jaho en su debut en el Palau de la Música

Ermonela Jaho en su debut en el Palau de la Música / Martí E. Berenguer

Pablo Meléndez-Haddad

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El ciclo Grans Veus del Palau incluyó esta propuesta de la Franz Schubert Filharmonia con el debut de la soprano albanesa Ermonela Jaho en el auditorio modernista, y con un aliciente añadido, un homenaje a Victoria de los Ángeles en el centenario de su nacimiento con el estreno de la ‘Simfonia dels Àngels’, de Albert Guinovart.

En la primera parte la orquesta tarraconense, dirigida por Tomàs Grau, se rindió a Puccini; tras un preludio de su ópera de juventud ‘Edgar’, Jaho expuso sus cartas ya desde su entrada con “Mi chiamano Mimì” de ‘La Bohème’: fraseo cargado de sensibilidad, amplia capacidad expresiva, timbre brillante, 'vibrato' justo, control del 'fiato', agudos seguros y, sobre todo, una facilidad inigualable para jugar con los pianísimos, fascinando al público.

Todo ello estuvo también presente en las arias que siguieron de Liù, Suor Angelica, Butterfly y Lauretta; cada una resultó ser un acierto virtuoso, a lo que, en el caso de la esclava de 'Turandot', unió carácter y un tono oscuro que abrió la puerta a un dramatismo conmovedor que rompió toda monotonía. A la batuta del maestro Grau no le faltó atención por la voz, pero sí algo de flexibilidad en algunos momentos, sumando a sus músicos en una vorágine de emociones. Como propina Jaho regaló el 'Ave Maria' del 'Otello' verdiano.

Tras el descanso se estrenó la primera sinfonía del catálogo del aclamado compositor catalán Albert Guinovart (1962), su ‘Simfonia dels Àngels’, dedicada a la memoria de Victoria de los Ángeles a quien Guinovart acompañó al piano en la última etapa de la vida de la soprano. La obra va muy en la línea ligera y digerible del autor, quien, al igual que Puccini, sabe llegar al corazón del público de manera rápida y honesta. Escrita para soprano y orquesta y estructurada en cinco movimientos, ('I arribà un àngel', 'Remembrances', 'Che luce è questa', 'Alegria' y 'The angels come to visit us'), brinda oportunidad de lucimiento a los solistas del conjunto instrumental y se muestra como un vívido retrato de la trayectoria de la cantante barcelonesa, plagada de guiños a temas emblemáticos de la laureada carrera de Victoria.

Pero la obra va más allá y tiene vida propia, siendo perfectamente apta para figurar en programas que no tengan la carga sentimental de ser un homenaje a De los Ángeles.

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