Indios de Barcelona

La vida de Lalo López después de Fundación Tony Manero

El cabecilla de la desaparecida formación intenta resituarse en solitario en el negocio musical y ofrece una visión realista de lo que significa ser músico profesional en Barcelona

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Lalo López, en el exterior de su estudio casero, en Vallcarca, en Barcelona

Lalo López, en el exterior de su estudio casero, en Vallcarca, en Barcelona / Jordi Cotrina

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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Lalo López (Barcelona, 47 años) llegó a sentirse el George Clinton español, y no porque sufriera delirio de grandeza. Fundación Tony Manero despegó como un cohete casi de buenas a primeras y alrededor del grupo nodriza de música disco nacieron Los Fulanos (combo inspirado en el soul latino), Chocadelia Internacional (funk-rock psicodélico) y Cardova ('groove' al estilo europeo de los 60 y los 70). Cuando Txarly Brown decidió trasladar la misión Achilifunk del plano rescatador de maravillas rumberas al plano creativo, López fue un elemento clave. Clinton tocaba varios palos de la música negra a los mandos del emporio P-Funk en la década de 1970; algo parecido hizo a escala hispana López un cuarto de siglo después. Pero eso se acabó: Fundación Tony Manero ofreció su último concierto en Apolo, el 28 de octubre de 2022.

El plan de López para el viernes pasado era: despertarse a las siete y media para llevar a su hijo de siete años a la escuela; ir al estudio casero que se montó en tiempos de bonanza en el garaje de la casa de sus padres para preparar durante un par de horas el repertorio de un concierto de homenaje a Marvin Gaye que se celebrará en el Marula Café el 22 de marzo; ponerse una hora con la letra que le ha encargado un amigo sobre... la belleza; dedicar dos horas a "toda esa mierda de la comunicación" en redes sociales para su nuevo 'single', 'Víctima del deseo', que se publicaba justamente ese día; ir a buscar a su hijo a la escuela; e ir al centro cívico Can Castelló para un pase a las seis y media de 'Dona negra canta', espectáculo musical y didáctico a trío que pone en valor el papel de las mujeres en los espirituales y el blues.

Es una jornada estándar para López, que no duda en situarse en "la clase trabajadora de la música", pese a oropeles pretéritos.

Disyuntiva

Liquidada Fundación Tony Manero ("la formación de mi vida", dice), no por otro motivo que "el recambio generacional en el circuito de fiestas mayores", el guitarrista, cantante y "catalizador" se planteó qué hacer. Podía explotar cierta condición de "referente del soul-funk 'vintage'". O podía dedicarse a "jugar y pasarlo bien" con la composición, que es lo que le gusta. Optó por la segunda vía. De momento, ha publicado dos sencillos, 'Árboles' y el citado 'Víctima del deseo', ambos producidos por Sr. Chen, doce años menor que López. "Es un nuevo principio buscando las sinergias entre mi 'background' y las aportaciones de generaciones posteriores", dice López. Hasta a la comunicación de su nuevo proyecto tiene que dedicar tiempo López, asimismo su propio mánager, más tiempo.

El artista suelta un secreto a voces: "Muchos músicos de base de Barcelona viven de los eventos relacionados con el turismo que genera la ciudad -dice-. Una convención de dentistas, pongamos por caso, quiere un trío de música disco, aunque mejor si es un dúo". Y ahí lo tiene. Barcelona farda de tener cinco escuelas superiores de música. Cualquier día fardará también en su discurso economicista de que el turismo da trabajo a los músicos forjados en esas escuelas. No hay la más mínima crítica por parte de López a estos bolos alimenticios, pero no van con él.

Eslabón

En primer lugar, porque igual no daría la talla para hacerlos. "Yo aprendí música a trancas y barrancas -dice-. Sobre todo en el local de ensayo. Si me pides que lea una partitura, te pediré un rato. Me considero un eslabón entre la generación del rock and roll, basada en el ensayo, y la de los estudios musicales, que te puede soltar en broma, pero no tanto: 'Ensayar es de cobardes'. Porque ya tienen los papeles. A mí me gustan ambas culturas y creo que tengo credibilidad en las dos".

Si parara y esperara a que me llegaran encargos, me hundiría

Y en segundo lugar: "A mí lo que me motiva es levantarme cada día y ponerme a hacer canciones -dice López-. Si ahora las tengo que hacer solo, las haré solo. Mientras haga esto, me seguiré sintiendo músico. Si parara y esperara a que me llegaran encargos, me hundiría".

López presentó en directo su nuevo proyecto en la pasada Mercè como Lalo López Limited Orchestra, "no la Unlimited Orchestra de Barry White". Aunque no está mal: una banda de siete músicos. "No sé hacer cosas pequeñas y eso es un problema".

Con el lazo

El artista ha vivido tres etapas de la industria discográfica.

El tramo final de la opulencia, en el que los vuelos y los hoteles eran calderilla.

La del "pánico y la decadencia" a causa de las descargas y la piratería, durante la que, sin embargo, vivió "una segunda edad dorada de descubrimiento de música". "De golpe -prosigue-, tenías a tu alcance, no sé, la discografía de los Blackbyrds y eso cambiaba tu visión de la música, al mismo tiempo que ponía en jaque a la industria de la que formabas parte".

Y una tercera, la actual, en la que, recorte tras recorte, "ha dejado de existir el presupuesto para grabación" y se reclama al creador que entregue "el resultado final" habiéndoselo financiado de su bolsillo.

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