Crítica de 'El deshielo': El brillo en la mirada

Debut como directora de la actriz belga Veerle Baetens, ‘El deshielo’ narra en dos tiempos la desolada andadura de una joven que apenas puede relacionarse con otra persona que no sea su hermana. La vemos en el tiempo presente, solitaria y huidiza. Y la contemplamos en más extensión en el tiempo pasado, durante un verano, cuando era una adolescente y padecía las discusiones de sus padres, era testigo de las discusiones de los padres de sus amigos y vivió algunas cosas más. Como en el momento presente, una de las pocas válvulas de escapa residía en la relación fraternal con su hermana pequeña. Pero Eva, la protagonista, no era entonces, en aquel estío, como es ahora. Alegre, resuelta, juguetona, curiosa, con un brillo en la mirada que la realizadora capta muy bien en su joven actriz, Rosa Martchant. Ese brillo desaparece por completo en las secuencias en tiempo presente.

El filme cuenta, o a veces sugiere, ese cambio en la forma de mirar y ver. La madeja argumental, no demasiado complicada, se va desentrañando poco a poco hasta aclararse lo que pasó en el tiempo pretérito que tanto ha condicionado a la protagonista, ahora con los ojos apesadumbrados o rabiosos de otra actriz, Charlotte de Bruyne, tan expresiva como la niña que hace de ella cuando el mundo resultaba algo más feliz.