Un libro singular

'El barco de Teseo', la caja misteriosa de J.J. Abrams que van a regalarte en Reyes

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J. J. Abrams, en la gala de los Globos de Oro.

J. J. Abrams, en la gala de los Globos de Oro. / EFE / PAUL BUCK

Elena Hevia

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El guionista, productor, director, actor, director, compositor y autor J. J. Abrams dijo una vez en una charla TED que el mejor ejemplo para explicar el origen de su amor por el misterio es una caja que compró en una tienda de magia hace décadas, que la ve todos los días situada como está en una repisa de su despacho y que jamás ha abierto, porque hacerlo supondría deshacer la esperanza en el prodigio. Su idea es que cuanto más se conozcan los mecanismos, cuanta más luz se añada a la caja, menos fascinación provocará.

Así que hace ahora diez años, cuando Abrams ya se había coronado rey de los nerds, como director en las franquicias ‘Star Trek’ y de ‘Star Wars’ y, sobre todo, responsable de la serie ‘'Perdidos’, aquel rompecabezas irresoluble que tuvo al mundo entero en vilo durante seis años sembrando misterios y extravagantes indicios, apareció en inglés su novela ‘El barco de Teseo’. Una caja mágica en forma de novela.  

La novela de lectura interactiva concebida por el creador de 'Lost' y director en las franquicias 'Star Trek' y 'Star Wars' se ha agotado en la mayoría de las librerías estas fechas navideñas y en portales web como Casa del Libro o pequeñas librerías hacen ya encargos para cuando vuelva a tener disponibilidad.

El barco de Teseo

El libro, un artefacto de compleja producción, estaba concebido como un juego de pistas que al igual que aquella mítica serie proponía a los lectores un sendero sembrado de enigmas y que no puede ‘leerse’ –si es que este verbo se puede utilizar aquí- siguiendo el camino tradicional. Desde su aparición original en el 2013, el libro se convirtió en un bonito trofeo para frikis y amantes de las rarezas pero también en un objeto de deseo bibliófilo para triunfar entre los regalos navideños. Aquí ha tenido que pasar una década para que un sello, en este caso Duomo, se atreviera a abordar el esfuerzo editorial que supone su traducción y su adaptación al castellano. 

Decir que el libro es de J.J. Abrams contradice las leyes tradicionales de la autoría y requiere explicación. Porque él ha sido el creador de la idea original y su concepción y ha actuado aquí, digamos que como un ‘bookrunner’, adaptación a la escritura del concepto de ‘showrunner’, lo que en una serie de televisión se considera poco menos que el autor aunque él no haya escrito o dirigido los episodios. En este caso, quien ha escrito ‘ejecutivamente’ ‘El barco de Teseo’ es el poco conocido escritor Doug Dorst, siempre bajo la supervisión del primero.

Un proyecto llamado 'S'

¿Qué es lo que se va a encontrar el lector cuando tenga el libro? Lo primero, como no podía ser de otra manera, una caja. La caja de un proyecto llamado ‘S’ firmado por Abrams y Dorst con un precinto que una vez roto revela un volumen encuadernado en tela que es propiamente ‘El barco de Teseo’, un viejo libro de páginas amarillentas publicado en 1949 en Nueva York, escrito quizá en checo y firmado por un tal V. M. Straka – uno de los autores más influyentes del siglo, según se nos informa en el prólogo, y de quien nadie conoce su identidad-, traducido al inglés con abundantes notas a pie de página por el brasileño F. X. Caldeira. Lo que se cuenta ahí es la historia de un hombre atrapado en un barco misterioso con una tripulación demoníaca, pura narración de aventuras. Pero esa es solo una de las pantallas que debe ir abriendo el lector a través de una estructura de abismo, en la que es fácil perderse. Y aquí la necesidad de un lector activo que ate cabos, decida caminos de lectura y busque respuestas resulta imprescindible.

Porque además, el libro físico en manos del lector es un préstamo no devuelto de la biblioteca de la ficticia Pollard State University, con su correspondiente tejuelo, la etiqueta identificativa del centro, y está profusamente anotada por dos lectores, una estudiante y un profesor del centro que utilizan el libro para comunicarse entre sí con anotaciones a mano en los anchos márgenes dejando constancia de todas las sospechas que les despierta un libro que no consideran muy fiable y que se van multiplicando. Y a esto hay que añadir que entre sus páginas se pueden encontrar fotos, recortes de diario, cartas, telegramas, postales, y un mapa dibujado en una servilleta, todos ellas facsimilares, que nos van adentrándose en el misterio, como hacían los náufragos de la isla de ‘Perdidos’. 

'El barco de Teseo', de J. J. Abrams.

S. El barco de Teseo, de J. J. Abrams. / DUOMO

Paradoja filosófica

Al igual que en aquella serie, que sembraba su camino, entre otras cosas, de referencias literarias -los protagonistas se llamaban Austen y Sawyer y se leían o aparecían libros como ‘Una vuelta de tuerca’, ‘El señor de las moscas’ o ‘Los hermanos Karamázov’- en el libro se disparan las referencias filosóficas –y ahí habría también que recordar al memorable John Locke, personaje que compartía nombre con el filósofo empirista-, aunque que nadie se asuste, la intención jamás se aleja de la novela popular. 

‘El barco de Teseo’, su título, es también la denominación de una vieja paradoja filosófica recogida por Plutarco en el siglo I en el que se plantea si el que barco en el que regresó el héroe seguía siendo el mismo después de que con los años se hubieran reemplazado todos sus componentes. La novela juega también con ese dilema sobre la identidad, una vieja preocupación de Abrams, que desarrolló en aquella otra memorable serie, ‘Alias’: si hemos cambiado de piel, pelos, uñas y órganos ¿seguiremos siendo los mismos a lo largo del tiempo? Es el viejo dilema de Heráclito: no solo las aguas del río se renuevan con el paso del tiempo, sino que tú, el bañista, también lo haces. Con todo estos mimbres el misterio Abrams está ya a disposición de los lectores. Solo falta abrir la caja.