Entrevista

Juan Carlos Martel: "El Lliure debería tener el doble de presupuesto: 18 millones"

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Juan Carlos Martel Bayod, el director saliente del Teatre Lliure.

Juan Carlos Martel Bayod, el director saliente del Teatre Lliure. / Ana Puit

Marta Cervera

Marta Cervera

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Juan Carlos Martel Bayod, el primer director del Lliure elegido tras presentar un proyecto para la histórica institución teatral, deja paso a una nueva era con la sensación del deber cumplido pero no poder avanzar más en su modelo por falta de recursos. Durante su mandato el Lliure se ha convertido en un teatro más abierto, inclusivo, sostenible y joven. Ha dado entrada a savia nueva combinando montajes arriesgados con clásicos, caras nuevas y valores seguros. Durante su mandato ha triplicado el número de abonados. Actualmente, hay 2.800 frente a los 890 de 2018. Le desea suerte a Julio Manrique en el puesto que decidió abandonar la pasada primavera, evitando la prórroga de su contrato. Lo dejará definitivamente el 31 de enero.

¿Cuál es el balance de su trabajo?

Muy positivo. Fui el primer director que llegó al cargo a través de un concurso público. Y todos los indicadores cualitativos tras cinco años son muy positivos. Los espectadores con diversidad han pasado de 1.245 cuando yo llegué al Lliure a casi 6.000 ahora. Hacemos muchas más funciones accesibles. También se ha regenerado el público, el Lliure es ahora un teatro más abierto y más diverso. También más joven porque tiene más público menor de 35 años que nunca.

¿Por qué se va? ¿Se ha cansado de luchar con las administraciones?

Más que con las administraciones, que aportan el 80% del presupuesto, mi lucha ha sido con el presupuesto del LLiure. Tenemos el mismo presupuesto que en 2010, unos 9,3 millones de euros. Tras 14 años, la parte destinada a estructura se está comiendo mucho la dedicada a actividad. Cuando tu proyecto pone el acento en la parte de no retorno económico a corto plazo, en la parte social y educativa, no tienes recursos suficientes para consolidarlo. Todo nuestro trabajo estos años se ha hecho con mucho esfuerzo y ayudas extraordinarias como los fondos Next Generation y Feder. Han permitido, por ejemplo, instalar placas fotovoltaicas que permiten destinar el ahorro del 25% en energía a la actividad artística.

"Tenemos el mismo presupuesto que en 2010, unos 9,3 millones de euros. La parte destinada a estructura se come la de actividad"

¿Cuál debería ser el presupuesto del Lliure?

El doble del que tiene: 18 millones. El TNC ha crecido un 25% en los últimos años y está en los 16 millones.

Juan Carlos Martel Bayod, el director saliente del Teatre Lliure.

Juan Carlos Martel Bayod, el director saliente del Teatre Lliure. / Ana Puit

¿De qué está más satisfecho?

De haber cumplido estos cinco años al frente del teatro. En algunos momentos me planteé dejarlo, pero siempre pudo más el sentido de la responsabilidad. Lo mejor han sido todas las personas que he conocido que me han permitido llevar adelante este proyecto adelante gracias al consenso. Hemos firmado 15 convenios internacionales y hay hasta 10 proyectos que trascienden la dirección, como el de sostenibilidad.

¿Y lo menos satisfactorio?

Este trabajo es de 24 horas siete días a la semana. He renunciado a parte de mi vida y me ha colocado en una tesitura extrema que me ha hecho conocerme mucho mejor. Ahora sé qué he de corregir como persona. Aunque hemos llegado a tener hasta 16 personas en el consejo asesor, al final la decisión final depende del director. Al final tú eres quien dice sí o no y siempre hay más respuestas negativas. De ahí la importancia de tener a gente cerca en quien puedas confiar.

"No he podido poner el nombre de Anna Lizaran a la sala de Gràcia"

¿Cómo será su vida a partir de hora? ¿Qué plan tiene?

Tengo diferentes posibilidades. Cualquier cosa que emprenda vinculará educación, sociedad y cultura. Iré allí donde pueda seguir articulándolos, sea en Barcelona o en otro lugar.

¿Seguirá dirigiendo obras de teatro?

Por ahora no. Me voy a tomar un descanso. Necesito tomar cierta distancia de la parte creativa que hasta ahora ha sido un espacio de libertad de expresión. He de ver hasta qué punto puedo volver a expresarme libremente en Barcelona haciendo teatro u otra cosa.

La paridad ha estado más presente que nunca en el Lliure bajo su mandato.

Ha habido una conciencia de diversidad. El Lliure actual refleja un mundo creativo mucho más diverso que antes, no solo a nivel de género. Hemos programado desde compañías como Chévere o espectáculos como 'Lengua madre' de Lola Arias o 'Forasters vindrán' de Marta Galán, con un claro contenido social.

¿Ha habido algo que no haya podido hacer?

No he podido poner el nombre de Anna Lizaran a la sala de Gràcia y estaba en nuestro proyecto. He podido desarrollarlo en un 95% pero esto figura en ese 5% de cosas que no se ha podido realizar. Lo mismo ocurre con el nuevo convenio con los trabajadores. El plan era renovarlo porque el último es de 2010. Aunque no se ha logrado aún, ya se ha empezado a negociar.

¿Cuáles son los nuevos retos para el nuevo director, Julio Manrique?

La Inteligencia Artificial. Habrá que analizar y ver cómo altera la parte creativa.

Usted deja el Lliure mientras que dos creadores históricos como Lluís Pasqual (Reus, 1951) y Albert Boadella (Barcelona, 1943) asumen dos puestos de dirección en los Teatros del Canal en Madrid. 

Su elección ha sido voluntad del consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid. Prefiero que haya más diversidad en los equipos de dirección, que sean intergeneracionales. El trabajo que haces en una institución pública debe quedar para cuando uno ya no está en ella. No ha de servir para hacerte tu monumento.