El divorcio entre música y televisión

¿De qué archivo se alimentará el ‘Cachitos’ de 2043?

Un programa musical de éxito como es el irónico ‘Cachitos de hierro y cromo’, de TVE, puede existir gracias a que en otro tiempo la cadena apostó por espacios como ‘Aplauso’, ‘Tocata’ o ‘Popgrama’, que no tienen equivalencia en la parrilla actual

La música es un concurso para la tele: ¿por qué ha perdido tanto peso en la programación?

Virginia Díaz, la presentadora de 'Cachitos'.

Virginia Díaz, la presentadora de 'Cachitos'. / EPC

Jordi Bianciotto

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Ni siquiera el desesperado recurso de mofarse de uno mismo salvó a ‘Efecte Collins’ de la pira. El meritorio programa de TVE-Catalunya, cuyo nombre aludía con humor fatalista a las proverbiales bajas audiencias consignadas en la historia de la televisión cada vez que aparecía Phil Collins (o eso dicen), y que ofrecía actuaciones grabadas en directo, se esfumó en el verano de 2022. Siguió el camino de ‘La hora musa’, otra buena iniciativa de Sant Cugat, que no sobrevivió a la pandemia. Y de TV3 ya no hablemos, ni menos todavía de las privadas. 

A todo esto, uno de los programas de mayor seguimiento popular sostenido, a lo largo de los años (y ya son 11), resulta ser ‘Cachitos de hierro y cromo’, que en las noches de fin de año ha llegado a anotarse audiencias de nueve millones. Un espacio musical, sí, que funde ingredientes relativos al humor, la nostalgia y el despiporre colectivo. ‘Cachitos’ se alimenta con ingenio del oceánico archivo de TVE: canciones un día escenificadas en cabeceras históricas de diverso pelaje, de los contenedores generalistas ‘Aplauso’, ‘Tocata’ y ‘Rockopop’ a los más especializados ‘Popgrama’, ‘Musical Express’ o ‘Los conciertos de Radio 3’. 

Explicar el tiempo actual

Gracias a que, en otros tiempos, se apostó por programas musicales, puede existir hoy ‘Cachitos’, con lo cual la reflexión y la conclusión resultan automáticas: dado el vacío musical en la actual parrilla, cuesta imaginar de qué demonios se va a nutrir un programa como este en el año 2043 o 2053. Programa o cualquier otro formato que pretenda explicar la música del tiempo actual, 2023, a través de registros audiovisuales propios, no de videoclips bajados de Youtube.

La crisis de la relación entre la música y la televisión ya arrastra un par de décadas largas de recorrido. Ya a finales de los 90, un programa con tantos recursos como fue ‘El séptimo de caballería’, presentado por Miguel Bosé y por el que pasaron Madonna, Prince, Mick Jagger, Elton John y REM, solo aguantó una temporada en La 1. A la segunda, recortó el nombre a ‘El séptimo’ y pasó a La 2. No hubo tercera. En TV3, quedan lejos los tiempos del modernísimo ‘Estoc de pop’, el audaz ‘Arsenal’, el referencial y camaleónico ‘Sputnik’. Allí, ni siquiera hay un ‘Cachitos’, y el archivo, que lo hay (‘la nostra’ ya tiene 40 años), debe reposar en alguna catacumba. 

Entrado el presente siglo, Youtube suplantó a los programas musicales, y a ese cambio hay que añadir el debilitamiento de la industria fonográfica, que perdió capacidad de presionar a las televisiones (y de suministrarles publicidad). Es cierto que el programa-contenedor de novedades no tiene hoy, en la era de Youtube y Tiktok, el mismo sentido que en 2003 o 1983, y que la lógica de la competitividad entre cadenas es implacable. Pero inquieta pensar que, si dentro de veinte años alguien pretende hacer memoria con imágenes de la realidad musical actual, poco tendrá que rascar más allá de los duelos de ruiseñores de ‘Cover night’ (TVE) o ‘Eufòria’ (TV3).