A partir del domingo

La monumental 'Turandot' vuelve con un final feliz al Liceu

El Turandot dirigido por Bárbara Lluch que llega este domingo al Liceu.

El Turandot dirigido por Bárbara Lluch que llega este domingo al Liceu. / EPC

Marta Cervera

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La monumental 'Turandot', con escenografía del añorado Ezio Frigerio, vestuario de Franca Squarciapino y dirigida escénicamente por Núria Espert regresa al coliseo a partir de este domingo con otro final consensuado con ella, en una reposición dirigida por Bárbara Lluch, nieta de la gran actriz y directora. "En 25 años dirigiendo óperas es la segunda vez que coincido con una directora musical en el foso", ha destacado Lluch. "Hay muchas más directoras de escena que directoras musicales. Ellas representan solo el 1%", dice encantada de contar al frente de la Sinfónica del Liceu a la mexicana Alondra de la Parra, que debuta en el coliseo.

El Turandot dirigido por Bárbara Lluch que llega este domingo al Liceu.

El Turandot dirigido por Bárbara Lluch que llega este domingo al Liceu. / EPC

Ambas se ha entendido a las mil maravillas en los ensayos. "La adoro. Lleva el coro y la orquesta con destreza y confianza. Hasta le he dicho a mi novio que igual le dejo y me voy con ella", bromea. De la Parra se alternará con Diego García Rodríguez en las 15 funciones previstas. Los diferentes repartos cuentan con Elena Pankratova y Ekaterina Semenchuk en el papel de Turandot, Michael Fabiano y Martin Muehle como Calaf y Vannina Santoni, Maria Agresta, Marta Mathéu y Adriana González como Liù. Marko Mimica y Adam Palka encarnarán a Timur y Siegfried Jerusalem y Raúl Giménez se alternarán en el rol de emperador Altou.

Fiel a la tradición

Espert estrenó en 1999 la producción simbolizó el resurgir cuál ave fénix del fuego que lo arrasó cinco años antes y que contó con un polémico final. En su versión Turandot se quitaba la vida para preservar su virginidad. "Mi abuela fue muy valiente hace 25 años. No podía imaginar a la princesa china casándose con Calaf. Y la entiendo", dice Lluch.

Ambientada en China, Turandot explica la historia de una princesa que para evitar seguir la tradición de tener que casarse somete a sus pretendientes a una serie de acertijos. Promete su mano a quien los acierte pero si falla, debe morir. Con este sanguinario juego se ha librado de entregarse a los hombres hasta que aparece Calaf, un candidato extranjero que supera los tres acertijos de la princesa de hielo.

"De acuerdo con mi abuela, la idea inicial era que Turandot matara a Calaf. Pero después, hablando con los intérpretes y con ella consensuamos dejar el final feliz y sin violencia, que ya tenemos bastante a nuestro alrededor, especialmente contra las mujeres". Es decir, Turandot no se suicida, sino que acepta su destino junto a Calaf en la ópera estrenada en la Scala de Milán en 1926 que, por cierto, no acabó Giacomo Puccini sino Franco Alfano tras la muerte del compositor italiano de Lucca.

"La idea inicial era que Turandot matara a Calaf pero al final consensuamos con los cantantes un final sin violencia"

— Bárbara Lluch

El Liceu ofrece esta vez una ópera fiel a la tradición, con escenografía monumental, evocadora y orientalista, grandes voces y una puesta en escena renovada y "sin telarañas".

Espert, que actualmente está con su gira de despedida de 'La isla del aire', sorprendió a su nieta y al resto del equipo al acudir al ensayo general en el Liceu este jueves. Ella que fue una pionera absoluta que digirió producciones operísticas en el Covent Garden y La Monnaie, entre otros se fue contenta tras ver el resultado de la reposición. "Hay cosas que hemos cambiado porque habían quedado desfasados: detalles de vestuario y de caracterización que chirriaban", comenta Lluch, que es especialista en ópera aunque no descarta dirigir teatro.

Reconoce que hay cosas que han quedado anacrónicas en esta ópera. En especial, la muerte de la esclava Liù. "Que sacrifique su vida por Calaf porque este le sonrió una vez es indefendible desde el punto de vista moderno. Ya sabemos que es un cuento pero como los de los Hermanos Grimm y los de Andersen tienen potentes mensajes morales".

Lluch, que ha trabajado mucho en Madrid, espera ofrecer nuevas producciones en el Liceu. "En Barcelona me siento como en casa. Salgo del AVE que baja mi ansiedad. Estar cerca del mar me sienta bien, me tranquiliza".