Cine

Un catamarán, jornadas eternas y lo que deberíamos aprender de las ballenas: Neus Ballús presenta 'Blow!'

La cineasta Neus Ballús, este miércoles en Barcelona

La cineasta Neus Ballús, este miércoles en Barcelona / Manu Mitru

Quim Casas

Quim Casas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Neus Ballús ha alternado el documento y la ficción con películas como ‘El viaje de Marta’ y ‘Sis dies corrents’. Su último trabajo, el corto ‘Blow!’, es un documental de observación que gira en torno a las ballenas, lo que como humanos deberíamos aprender de ellas y su sonido. El filme se estrena este sábado en el IDFA, el festival de documentales de Ámsterdam, y después en Gijón y el Zinebi de Bilbao. Ha sido preseleccionado para los premios Goya y Gaudí.

Enfrentarse a las ballenas y al mar. ¿Cómo surge un proyecto de estas características? “Siempre me ha gustado mucho el mundo acuático”, nos explica Ballús. “Para otro proyecto, estaba investigando como filmar las ballenas. El proyecto no prosperó, pero ya había contactado con la Edmaktub”, una asociación que estudia y divulga el medio acuático. “Cuando terminó la pandemia y volvieron a salir a la mar, me preguntaron si quería ir un día con ellos. Dije que sí, por supuesto, no había visto nunca ballenas y era una experiencia que quería vivir. Me conmovió mucho. Cuando aparece una es como una cosa excepcional, sagrada. Ves a la ballena, tan grande, podría hacer contigo lo que quisiera, y tienes la sensación de que te está dando una lección de humildad”.

Ballús comenta que no tenían muchos medios ni una estructura de producción suficiente, pero “es igual, era una oportunidad única de hacer algo así. Siempre se planteó como un corto, una pulsión muy clara de que quiero rodar esto con la duración que deba tener para transmitir esta experiencia”. Es un filme sobre el sonido, el silencio y el aprendizaje de una chica de la expedición llamada Mar: “Me gustaba mucho que el objetivo de la protagonista fuera escuchar la ballena, muy diferente que verla. Me dijeron que eso sería muy complicado de conseguir porque en el barco hay mucho ruido, teníamos que estar muy quietos”.

El proceso de filmación fue realmente complejo. “Tuvimos que llegar a acuerdos”, recuerda la directora. “Para empezar, en el catamarán solo caben 12 personas. Nosotros éramos cinco, y todos teníamos que hacer de todo. El barco se mueve mucho, las ballenas se mueven, no puedes utilizar el zum porque no se vería nada. Fue un gran reto técnico, y la prioridad era que los científicos hicieran su trabajo”. Las jornadas eran eternas: salir en el barco a primera hora y volver cuando marcha el sol. “Todo el día rodando, guardando el material y esperando que no le pasara nada”. Una experiencia única, física, sensorial, recogida en apenas 13 minutos de metraje.