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¿Hay cine sin Michael Caine?

El actor que triunfó con su acento 'cockney' y la ambigüedad sexual se retira a los 90 años

Caine

Caine / MICHAEL CAINE

Nando Salvà

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En los años 90, una importante cadena londinense de videoclubs tenía una de sus estanterías -no hacían falta más- dedicada a “películas en las que no aparece Michael Caine”. Es una leyenda urbana, un chiste cinéfilo, pero podría ser cierto, o casi. Caine, después de todo, ha rodado 140 ficciones a lo largo de 67 años en activo, nada menos. Muchas de ellas resultaron ser películas extraordinarias, o películas en las que él ofreció un trabajo extraordinario. ‘Ipcress’ (1965), ‘Alfie’ (1966), ‘El hombre que pudo reinar’ (1975), ‘Vestida para matar’ (1980), ‘El americano impasible’ (2002); son tantos papeles memorables que ponerse a enumerarlos resulta casi ridículo. Pero quienes crecen en la más absoluta pobreza, como le pasó él, luego suelen dar mucha importancia al dinero, y por eso su filmografía contiene también mucho material de desecho motivado exclusivamente por el cheque; títulos como ‘Tiburón, la venganza’ (1987), que aceptó protagonizar sin leerse el guion porque le prometieron pagarle un millón y medio de dólares por una semana de trabajo en el Caribe. “No la he visto, pero me consta que es terrible”, dijo de ella después. “Pero sí he visto la casa que compré gracias a ella, y es magnífica”. Aquel rodaje le impidió recoger el Oscar que le proporcionó su trabajo en ‘Hannah y sus hermanas’ (1986). El que ganó después, gracias a ‘Las normas de la casa de la sidra’ (2000), sí lo aceptó en persona.

Dirigido por John Huston y por Steven Seagal

Pese a esas estatuillas -y a las otras cuatro a las que fue candidato-, Caine quizá no haya llegado a ser el actor británico más célebre ni más prestigioso de la historia -le superan, como mínimo, Charles Chaplin y Cary Grant-, y seguro que no le importa. Siempre se mostró desinteresado en hacer siquiera un gesto más de lo necesario frente a la cámara, o en convertir su carrera en un plan maestro para el lucimiento personal. Ha interpretado a numerosos hombres complejos, sí, pero también ha sido perseguido por abejas asesinas, en ‘El enjambre’ (1978), o por su propia mano, en ‘La mano’ (1981). Ha sido dirigido por John Huston, Joseph L Mankewicz, Vittorio de Sica, Woody Allen, Joseph Losey, Otto Preminger, Brian De Palma y Sidney Lumet, y también por Steven Seagal; ha trabajado al lado de Laurence Olivier, Shirley MacLaine, Dirk Bogarde, Maggie Smith, Omar Sharif, Jack Nicholson, Sidney Poitier... y la rana Gustavo. Y cuando escribió su primera autobiografía, hace tres décadas, lo hizo dando por hecho que sus días frente a la cámara habían llegado a su fin. Su segunda juventud actoral, que en los últimos años lo ha convertido en actor fetiche de Christopher Nolan y en muchas cosas más, sucedió casi a su pesar.

Caine acaba de anunciar que se retira, y no es la primera vez que lo hace. En 1968 declaró que dejaría de hacer cine 10 años después. Tras protagonizar ‘Harry Brown’ (2009) aseguró que aquella era su última película, y dijo lo mismo después de estrenar ‘Best Sellers’ (2021). Si por fin su decisión resulta ser definitiva, aunque cueste aceptarla -se hace difícil imaginar el mundo de las películas sin él-, hay que aplaudirla. Sin duda se ha ganado el descanso.

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