Música clásica

Un ‘Requiem’ de Mozart renacido inaugura el curso del Palau

El auditorio modernista levantó el telón con una espectacular versión de esta popular obra maestra ampliada con otras piezas intercaladas en las partes de la misa

El 'Requiem' del director Raphaël Pichon en el Palau

El 'Requiem' del director Raphaël Pichon en el Palau / A. BOFILL

Pablo Meléndez-Haddad

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El inacabado ‘Requiem’ de Mozart es una de las obras más populares del repertorio clásico, pero también una de las más manipuladas de la historia. Ya desde su origen, cuando la muerte le impidió al genio de Salzburgo acabar su misa de difuntos, esta tuvo que ser completada con urgencia a petición de la viuda de Mozart, que necesitaba cobrar los honorarios por el trabajo. Y así se hizo, y nació la leyenda.

Pero la escasa duración del ‘Requiem’ mozartiano y el poco interés que reviste por su continua programación –aunque siempre agota las localidades– no se presta como para un evento como es la inauguración de un curso musical tan importante como el de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música Catalana. Pero el auditorio modernista se la ha jugado optando, en todo caso, no por un ‘Requiem’ al uso, sino por un proyecto diferente como es esta versión del director Raphaël Pichon que la estrenó escenificada por Romeo Castellucci en el Festival de Aix en 2019 y el verano pasado, en concierto, en los Proms de Londres y que incluye otras obras del catálogo del compositor que intercala entre las partes de la misa. Y la jugada ha salido perfecta, porque el público vibró con este experimento sensible, bien planteado e interpretado con excelencia y total concentración, matizado al máximo, cargado de contrastes: un lujo.

Tomando como base el ‘Requiem’ acabado por Süssmayr, Pichon selecciona diversas composiciones mozartianas (con la excepción de la antífona anónima ‘In paradisum’ que abre y despide la propuesta) en las que se incide en la muerte como motivo, presentadas aquí en arreglos realizados en diferentes épocas. Por ejemplo, se incluyen pasajes de la ‘Mauerische Trauermusik’ (la posterior ‘Meistermusik’), de ‘Thamos, König in Ägypten’ o de la ‘Gran Partita’ ('Quis te comprehendat'), ademas del 'Miserere mei, KV 90'.

Guste o no la aventura (más de algún mozartiano de trincheras se debió rasgar las vestiduras), la verdad es que el engranaje funciona como un reloj, ya que las piezas trufadas no violentan en absoluto la obra primigenia al estar bien pensadas y seleccionadas con excelente olfato musical y sentido del espectáculo.

Para sacarle punta a esta novedosa forma de mirar a la obra maestra mozartiana Pichon se puso al frente de su Ensemble Pygmalion, una orquesta fantástica con instrumentos de época y un soberbio coro que volvían al Palau con la lección bien aprendida tras haber paseado antes este proyecto por Londres, París, Versalles y Burdeos. En el apartado de solistas vocales brillaron en sus cometidos la soprano Ying Fang, la mezzo Beth Taylor (maravillosa en 'O Gottes Lamm'), el tenor Laurence Kilsby, el bajo Nahuel di Pierro y el niño soprano Chadi Lazreq.

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