56ª EDICIÓN

El festival de Sitges echa el vuelo con cifras prometedoras

Hablamos con Ángel Sala sobre ese fenómeno aislado de todo que es Sitges, una cita cinematográfica simplemente obligada para muchos amantes del cine de género

Paco Plaza: "Si algo me impulsa a hacer películas es poder estrenarlas en Sitges"

20 películas (y algunas series) que no deberías perderte en el Festival de Sitges 2023

El interior del Auditori del Melià Sitges en la gala inaugural del festival

El interior del Auditori del Melià Sitges en la gala inaugural del festival / Miguel Ángel Chazo / Festival de Sitges

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

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Las cifras, otra vez, hablan por sí solas: ajeno a las fluctuaciones de la industria y a los hábitos del público a la hora de pasar por salas comerciales, el festival de Sitges echó el vuelo el jueves, día 5, con el mejor empujón posible, el de ese total de 68.550 entradas vendidas hasta las 23:59 horas del miércoles, día 4. Importante incremento respecto de las 57.241 vendidas hasta el día anterior al inicio del festival en 2022.

“Ahora mismo la gente va al cine por eventos eventuales, que crean un efecto réplica durante unas semanas, y luego hay que esperar a que llegue otro evento para que el tema se reanime. Sitges es como un evento concentrado en diez días", nos explica Ángel Sala, director del festival. 

En este año de doble (ahora única) huelga de Hollywood, a nadie parece haberle importado que no haya demasiado famoso al que acosar. "La gente quiere ver cine. A la gente le da igual si viene alguien o no", cuenta un Sala orgulloso de ese público amante de las películas y más abierto de miras de lo que a veces se presupone. 

Todos los miedos del mundo

Sitges es uno y muchos, lejos del tópico reduccionista de vampiros, momias, naves espaciales y zombis. La variedad y abundancia de títulos invitan a los espectadores a elegir su propia aventura. "Cada uno puede recorrer un camino perfectamente interesante y perfectamente determinante de lo que son las tendencias del género en este momento", explica Sala. "A nosotros, los métodos de programación clásicos no nos funcionarían. O por lo menos nos funcionan otros a bastantes niveles. Este año, incluso las películas de mañana, tarde y mediodía están teniendo una respuesta espectacular. La gente sabe que a las dos de la tarde puede proyectarse una película que quizá gane el mayor premio del festival". 

Hoy jueves, unos ciento cincuenta espectadores se reunían en el Retiro para el pase de mediodía de una película más bien de sesión golfa: 'Suitable flesh', en la que Joe Lynch ('Mayhem') transforma un relato de Lovecraft ('La cosa en el umbral') en poco efectiva comedia de terror pseudoerótica. Más suerte tuvieron quienes se acercaran por la mañana, en el Auditori, a 'Hermana Muerte', la precuela de 'Verónica' con que Paco Plaza ha inaugurado oficialmente el festival: un alucinado y alucinante ejercicio de terror (a menudo) diurno sobre las heridas de la guerra y la delgada línea que separa el mundo religioso del fantástico. 

Y quizá tuvieran más suerte los asistentes al pase de mediodía en Tramuntana de 'En attendant la nuit', de Céline Rouzet, solo uno entre los diversos acercamientos al mito vampírico que veremos en el festival: "Esto de los mitos reformulados fluctúa, hemos vivido idas y venidas de todos ellos, y ahora parece que el vampirismo vuelve con fuerza", apunta Sala antes de obligarnos a subrayar varios títulos del programa. "'La Morsure' es una película muy interesante sobre los iconos vampíricos, con un tono muy años sesenta, que recupera elementos de Jean Rollin o Jesús Franco. Y también está 'Humanist vampire seeking consenting suicidal person', una comedia negra romántica que valió un premio a su directora en Venecia". Apuntadas quedan, aunque la mejor aventura puede ser la más azarosa, la que nos conduce a elegir películas como quien busca destino haciendo girar un globo terráqueo.