Museos

Picasso como alquimista del arte de hoy

El Palacio de Buenavista inaugura 'El eco de Picasso', un diálogo entre piezas del genio y de 54 creadores de diferentes generaciones posteriores que demuestra la vigencia y pujanza absolutas del arte del genio malagueño 50 años después de su muerte

Basquiat, Bourgeois, Koons y autores de hoy mismo como Jameson Green o Thomas Houseago componen, entre otros, la formidable nómina de autores 

La exposición 'El eco de Picasso' del MPM.

La exposición 'El eco de Picasso' del MPM. / ÁLEX ZEA

Víctor A. Gómez

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Aseguraba

Pablo Picasso

que toda su vida creativa había sido "una lucha continua contra la muerte del arte". La formidable nueva temporal del Museo Picasso Málaga, 'El eco de Picasso', demuestra que el malagueño, una vez más, venció en su empeño: la muestra demuestra que el genio de La Merced, con sus obsesiones y sus soluciones creativas avanzadas, supo mantener vivo el eterno continuo que es el arte, una cadena infinita jalonada por nombres propios, ismos, inspiraciones y tendencias que sirven a un propósito mayor, el del propio arte en sí, ese, en términos picassianos, "hacer ver a los demás el significado interior de las cosas". Así que estos días en el Palacio de Buenavista Picasso, de tú a tú, 50 años después de su muerte, con colegas, algunos, nacidos en 1992. Un espectáculo.

La exhibición, que abre hoy sus puertas y permanecerá en cartel hasta marzo del 2024, es una estimulante cartografía del arte contemporáneo a través de 85 piezas de 55 artistas, talentos que van desde De Kooning, Basquiat, Bourgeois, Koons, Bacon y Kippenberger, los apellidos que redefinieron la modernidad de finales del siglo XX, a novísimos como Jameson Green o Thomas Houseago, los que sostienen la creatividad en el ahora mismo. Todos, componentes de ese eterno continuo, de ese drone infinito que tiene en Pablo Ruiz Picasso a uno de sus grandes y más infatigables instigadores. 

Recuerda el comisario de la exposición, Eric Troncy, la popular frase de Roland Barthes para describir 'El eco de Picasso': "Uno no va al zoo para ver elefantes y leones, sino para ver elefantes y leones juntos, en un mismo espacio". Así que la exhibición que ha diseñado supone, en sus palabras, "un viaje poético y salvaje" protagonizado por los elefantes y los leones de esa creación moderna que ha estado tutelada, inspirada o, directamente, influida por el artista malagueño. Porque los magnéticos ojos de Picasso no sólo lograron penetrar en la mente del espectador, redefiniendo para siempre su mirada del arte y de las cosas, sino también de la práctica totalidad de creadores, también de hoy. "No me lo invento, los artistas de hoy están obsesionados con Picasso", dice el comisario. Y lo resume a la perfección Marina Faust, una de las artistas incluidas en la exhibición, en el catálogo: "Pase lo que pase, tarde o temprano, hay una epifanía picassiana en la vida de todo artista".

Eric Troncy reconoce que "prácticamente todo cabría" en 'El eco de Picasso'. "La verdad es que estoy obsesionado con Picasso y veo a Picasso por todas partes, así que esta exposición es una fantasía propia. Pero espero que el visitante salga del Museo Picasso Málaga compartiendo conmigo esa obsesión", reconoció el comisario. Algunos de las piezas seleccionadas muestran la influencia directa del autor del 'Guernica', especialmente las de George Condo o Brian Calvin; otras parten de inspiraciones algo más sutiles, quizás imperceptibles; también hay copias como esa singular 'Copia de un Picasso' de Cy Twombly cuyo título no es precisamente caprichoso. De forma que las salas temporales del Palacio de Buenavista acogen conversaciones nuevas, no escuchadas, entre obras y artistas que buscan trascender el mero capítulo de la influencia para habitar el espíritu de un creador irrepetible. En realidad, esa palabra, 'influencia', no entra en el vocabulario del comisario: "No se trata de eso en este caso. Porque Picasso es inevitable para los artistas". 

Aunque tampoco nos pongamos estupendos con estos asuntos curatoriales. Porque ya lo dijo el propio Pablo Picasso: "Cuando los críticos de arte se reúnen hablan de forma, estructura y significado; cuando los artistas se reúnen, hablan de dónde se puede comprar trementina barata". 

"El placer"

Así que, al margen de criterios de selección, por encima de todo en 'El eco de Picasso' prima lo que debe importar siempre: la emoción y el asombro. "En realidad, se trata de una exposición sobre el placer, porque es imposible no estar emocionados al tener delante una obra de Picasso y otra de Bourgeois al lado". Y luego está el descubrimiento, el tener delante a los creadores que reformulan el presente del arte y que forman parte de ese eco picassiano. Así, por ejemplo, conmueve contemplar la reinterpretación de 'La masacre de Corea' a cargo de Jameson Green y amilana y acongoja ese minotauro de 4 metros levantado por Thomas Houseago (artistas de hoy que invitados a prestar obras para ser incluidas en la exposición prefirieron crear piezas ex profeso para el diálogo con el genio).

Tiene razón Almine Rech, copresidenta junto a Bernard Ruiz Picasso de la Fundación Almine y Bernard Ruiz Picasso para el Arte, cuando asegura que al asistir a estas conversaciones entre un artista que nació en 1881 y colegas que lo hicieron cien años después uno no percibe interferencias ni dialectos diferentes: "Esta exposición muestra cómo Picasso sigue vivo y está ahora en el ADN del siglo XXI, a pesar de que falleció hace cincuenta años, y esto es algo extraordinario. Parece que sus obras hubieran sido hechas antes de ayer".

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