Esperado regreso

Feist, una especie de magia en Razzmatazz

La cantante y guitarrista canadiense sorprendió con un concierto de formato original, en dos escenarios, sola y con banda, en el que lució presente con las canciones de su reciente ‘Multitudes’, tras 15 años de ausencia en Barcelona

Feist, en la sala Razzmatazz de Barcelona

Feist, en la sala Razzmatazz de Barcelona / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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Feist ha desorientado un poco a la afición con las modulaciones de su lenguaje musical y los largos vacíos editoriales, como esos seis años que preceden al reciente ‘Multitudes’. Cancionero este en el que la vemos fortalecida a través del decantamiento intimista, de voz cercana, guitarra acústica y algún que otro sutil tratamiento electrónico. Cartas de las que se sirvió para consumar una seductora sesión este martes en Razzmatazz.

La excomponente de Broken Social Scene se aventuró en un original formato de concierto, sobre todo tratándose de un club: doble escenario, el primero de los cuales, en la pista, donde defendió un ‘set’ en solitario, luciéndose como fina guitarrista (sin púa) y jugando con las imágenes que ella misma, y luego un asistente espontáneo, proyectaban con un móvil en una gran pantalla. Arropada por ese efecto visual nos introdujo Leslie Feist, con simpática teatralidad, en delicadas canciones de nueva planta, caso de ‘The redwing’, canto añorado del verano entendido como lugar asociado a las intuiciones y a la auténtica voz interior. Y la ensoñadora ‘Become the earth’, con sus capas de voces.

De escenario a escenario

‘Multitudes’ insinúa, todo él, un ejercicio de psicoanálisis: ella ha llegado a describirlo como un disco para aprender lo equivocada que estaba. Material asentado en vivencias contrastadas (la muerte del padre, la adopción de una hija), y con canciones poco menos que esotéricas como ‘I took all of my rings off’, que marcó el tránsito, muy vistoso, hacia el escenario principal, donde se encontró con su cuarteto de músicos. Ahí cruzó el concierto el umbral hacia una prestancia más física: de la marcha glam de ‘My moon my man’ al grosor rock de ‘A commotion’. Y los hallazgos pop del álbum ‘The reminder’ (2007), con ‘I feel it all’ marcando el camino a ‘1234’. 

Feist ha demostrado que sabe hacer canciones de muchas maneras, y desafiar las soluciones melódicas y sónicas más ordinarias. Tuvimos un poco de todo ello en Razzmatazz, en un concierto para recuperar la confianza en ella, donde agradeció al público su asistencia tras una ausencia en la ciudad que situó en unos 20 años (en realidad son 15 desde aquella calurosa noche de junio de 2008 en Apolo). Lo mejor fue paladear su presente como cancionista en perlas como ‘Hiding out in the open’ y la que abrió el bis, ‘Of womankind’, con vistas a una mágica sororidad entre nubes de algodón coral.

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