Escaparate de novedades
Mercat de Vic: de la protesta sigilosa de Clara Peya al aquelarre de La Ludwig Band
La muestra de Música Viva acogió brillantes conciertos de estreno en la jornada del viernes, incluyendo las presentaciones de The Gramophone Allstars Big Band y Meritxell Neddermann
Jordi Bianciotto
Periodista
Jordi Bianciotto
Un año después de salir poco menos que en volandas de su bolo en la plaza Dels Màrtirs, aclamada por la afición en la parcela ‘off’ del Mercat de Vic, La Ludwig Band ingresó en la muestra oficial por la puerta grande y como uno de los platos fuertes del viernes en L’Atlàntida. Concierto vivificante, el suyo, en una jornada con fuertes puntos de anclaje en las presentaciones de Clara Peya, Meritxell Neddermann y The Gramophone Allstars Big Band.
Convertido en el grupo del momento en la escena filo-rock, La Ludwig Band arrolló con su gramática sonora torrencial, ese “tocar a lo bestia” al que se refería hace un tiempo Quim Carandell en este diario, con sus narrativas alambicadas, su intensidad salvaje y el toque de saxo ‘atramuntanado’. Podría haber profundizado más en ese nuevo álbum que lanzará el mes que viene, ‘Gràcies per venir’, pero exhibió su estado de gracia con el estreno de ‘Bon amic, vell amic’, tema sobre “un duel de pistoles a trenc d’alba’, y las piezas que ha ido adelantando como ‘singles’, caso de ‘El meu amor’, ‘Contraban’ y ‘Manela, no vull currar per vostè”. Costumbrismo despeinado: la tal Manela dice que sigue estando soltera, “però al poble tothom ho sap / que et veus amb un de Figueres / regidor del PDeCat”.
Crudeza y magia
Otra clase de convulsiones, más íntimas y mentales, dieron señal en el concierto de Clara Peya, presentando su sigilosamente torturado ‘Corsé’ con dos instrumentistas y las voces de Aina Zanoguera y Carmen Aciar. Canciones que apuntan a “la belleza de la imperfección”, con las que conmovió al auditorio fundiendo su depurado pianismo con encantadas melodías-río, muchas veces sin estribillos marcados. Piezas que deslizaron un turbador contraste entre las imágenes duras (“tengo el cráneo al descubierto / ya no caben pensamientos”) y la sonoridad amorosa, con un álgido extremo final en la mágica ‘Nana para mí’, una pieza que en el álbum interpreta Sílvia Pérez Cruz.
Otra consumada pianista-teclista, Meritxell Neddermann, destapó su nuevo material, que plantea un giro estilístico. El neo-soul-r’n’b nocturno y en inglés de ‘In the backyard of the castle’ transita en su relevo, ‘Suelta’, hacia un art-pop más extrovertido, en castellano y catalán, con canciones de aspecto accesible que entrañan agudas exploraciones en materia de arreglos y timbres, caso de ‘Amigas’, ‘Em molesta’ o la recién publicada ‘Las Vegas’, temas que defendió con el sólido apoyo de tres músicos. Y en un orden más festivo, la multitudinaria The Gramophone Allstars Big Band, ya establecida en torno a los 17 integrantes y con las voces de Kathy y Yolanda Sey al frente, destapó su inminente ‘Call your friends’, con refrescantes vistas al soul y a Jamaica a costa de piezas propias y guiños a Stevie Wonder y Bob Marley, en otra sesión vivaz en el escenario grande de L’Atlàntida.
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