'Fumar provoca tos' de Quentin Dupieux: entre lo macabro y lo hilarante

Aunque inicialmente da la sensación de estar protagonizada por un grupo de superhéroes que combaten monstruos ‘kaiju’ gracias a los tóxicos componentes químicos que hay en los cigarrillos, la décima película de Quentin Dupieux es más bien una recopilación de relatos cortos que envuelven episodios de brutalidad y ‘gore’ de la estética aséptica y la actitud desenfadada y circunspecta típicas del cine del canadiense y que, en conjunto, funcionan como algo parecido a un episodio de ‘Monty Python’s Flying Circus’.

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Su metraje incluye a una barracuda que cuenta historias mientras es cocinada, un casco pensante que dota de impulsos homicidas a quien lo lleva, una nevera que contiene un supermercado en su interior, un supervillano alienígena y una persona que mantiene la compostura mientras una máquina lo convierte en carne picada. 

Para quienes quieran encontrarle dobles lecturas, ‘Fumar provoca tos’ admite ser entendida como una demostración de que nuestro consumo compulsivo de ficciones centradas en la violencia, la venganza y el asesinato es tan malsano como la adicción al tabaco pero, en realidad -y como sucede con la mayor parte de su cine previo-, nada en la película sugiere verdaderamente que Dupieux pretenda nada más que demostrar que su buena mano para la comedia negra y su afinado sentido del absurdo permanecen intactos. En ese sentido, estamos ante un éxito rotundo.