Arte Antibélico

La guerra de Ucrania a través de los ojos de sus artistas, en el Cercle Artístic Sant Lluc

El arte que llega de los búnkers de Ucrania

El PEN Català reúne la obra de once refugiados ucranianos en la exposición '463+'

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44vqtc / PEN CATALÀ

Judith Navarro

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Se cumplen ya más de un año y tres meses desde el inicio de la guerra en Ucrania. Un periodo que, dicho simplemente así, de palabra, "parece incluso breve". Pero cuatrocientos setenta y tres días son los que, a 1 de junio de 2023 (fecha de inauguración de la muestra), se cumplen desde el inicio de la invasión rusa. "Un tiempo de terror ininterrumpido en el que cada jornada es un drama, una nueva tragedia.", explica Mykola Kornilov

Artista ucraniano y habitante de Barcelona desde hace casi una década, es creador y comisario de la exposición '463+', que adopta como título la triste cifra, añadiendo el símbolo "+", con dos significados: la incertidumbre en cuanto al tiempo de conflicto que todavía falta por venir, y una referencia al concepto de "+18" con que a menudo se etiqueta el contenido sensible. Y es que la guerra reúne todos estos contenidos directamente inaceptables. La violencia, el asesinato, la tortura, la crueldad, la agresión, el peligro…

En un escenario bélico, el espacio expositivo acontece prácticamente el único lugar donde dichos horrores pueden expresarse sin censura y, por ello, el Cercle Artístic Sant Lluc (en colaboración con el PEN Català y el Ayuntamiento de Barcelona) acogerá hasta el 16 de junio la muestra, para brindar a once autores ucranianos un lugar donde exhibir la materialización creativa de sus reflexiones y críticas sobre el conflicto que padecen. 

Desde los dibujos de Tetiana Cherevan, que a través de redes sociales recopiló fotografías de las mujeres que batallan en el frente para retratarlas y hacer visibles los rostros femeninos de la resistencia; a los cuadros de Nina Murashkina, que bajo sus vistosos colores ocultan reveladoras escenas, como la de la sirena sometida por un hombre desnudo que "se la lleva de este mundo". La exposición incluye también piezas del propio Korlinov: la silueta de una ciudad de Mariúpol oculta bajo una densa niebla de lápiz carboncillo, o la figura de un campesino víctima de las minas que los rusos han dejado ocultas entre sus tierras de cultivo. 

Las propuestas de Polina Doroshenko, en cambio, no han podido llegar a las paredes del Cercle Artístic Sant Lluc a pesar de que ella vive en Cataluña. La artista está demasiado deprimida por culpa del conflicto y su obra está representada por tres hojas en blanco, en una muestra de la parálisis que la guerra provoca en quienes la sufren, a nivel físico y de salud mental. 

También forman parte de la exposición las piezas de Ivan Pidhainyi, Viktor Kostenko, Anna Tiseyko, Pedos Oleksandr, Shamil Ptashenchuk "Sham", Valeriy Podvezko y Andríi Antonovskyi "Batacat". Todas las obras están a la venta y los beneficios obtenidos se destinarán íntegramente a los artistas.