Opinión | Política y moda

Patrycia Centeno

Experta en comunicación no verbal.

Patrycia Centeno

¿Por qué los políticos buscan ridiculizarse?

Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida durante la presentación de sus listas.

Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida durante la presentación de sus listas. / EFE

No hemos empezado oficialmente aún la campaña electoral y algunos ya hemos sentido vergüenza ajena más de una vez contemplando a nuestros máximos representantes en sus torpes intentos por parecer más cercanos. Observando en el contexto absurdo en que se mueven con demasiada asiduidad nuestros políticos, siempre formulo la misma pregunta ¿por qué os dejáis hacer eso, no tenéis a nadie en la vida que os quiera? Dejó dicho Josep Tarradellas que "en política se puede hacer de todo menos el ridículo"; pero la advertencia y el consejo parece que se nos debe haber olvidado...

Ese vídeo de Ada Colau en un colmado de Barcelona (con una penosa interpretación, edición y producción) preguntándole espontáneamente al regente del establecimiento que podía hacer por él... Hasta Yolanda Díaz, más tímida a participar en estos registros, se acabó prestando junto a la alcaldesa de Barcelona para cruzarse de brazos en un TikTok titulado "mamis de España"… Para demostrar su apoyo a Ernest Maragall, Pere Aragonès, a modo de bailarina de ballet atrapada en una caja de música, accedió a una plataforma móvil circular donde una cámara grababa cómo (no) se movía el 'president' menos arrítmico y carismático (y vean que tal logro no és fácil porque previamente los catalanes hemos padecido a ejemplares como José Montilla y Quim Torra…).

Hace unas semanas, el PP organizó un acto multitudinario con una telepredicadora evangelista para seducir al público latino… En Isabel Díaz Ayuso y Jose Luis Almeida no entro en detalle porque en sus casos el ridículo es persistente e independiente de si estamos en periodo electoral o no. Pero también en Madrid, Begoña Villacís se disfrazó del príncipe de Bel-Air porque a la agencia de influencers a la que la candidata de Cs a la alcaldía de Madrid ha contratado, para tener mayor repercusión en las plataformas virtuales de cara al 28-M, le pareció buena cosa seducir (caricaturizar) así a los votantes de origen latino…

Podríamos seguir horas recitando más ejemplos de todos los colores políticos. En un año en que se concentran tantas citas electorales (municipales, autonómicas y generales), pocos o ningún candidato podrá escaparse del “políticamente ridículos” que las redes reclaman y exigen para alimentarse. Primero porque si no se dispone de un buen candidato o un buen programa es mejor que la gente se ría de ti (compartan tu vídeo) a que te ignoren. Por lo tanto, si usted es político y su asesor le propone que haga la pena es porque ha contratado a un mal profesional o simplemente considera (con razón o no) que usted no da la talla y, por lo tanto, es mejor que la opinión pública hable mal de usted a que no se hable.

Por mi parte, desconfío de quién quiera priorizar la imagen por encima de la idea; pues una buena imagen (auténtica y bien construida) acompañará, pero nunca eclipsará un programa electoral repleto de soluciones y propuestas a los problemas de la ciudadanía.

Segundo porque los políticos y sus asesores confunden "humanizarse" con ridiculizarse. Es decir, deben tener en muy mala consideración a la especie humana ya que en vez de preferir humanizarse elevándose como Jose Sacristán o Meryl Streep prefieren rebajarnos al grado de un Javier Cárdenas o una Kim Kardashian.

Tercero, porque el político o su equipo se han creído que solo por desearlo y ponerse delante de una cámara ya podrán maravillarnos bailando con el 'flow' de Barack Obama, tratar a los niños con tanta complicidad como Jacinda Ardern o participar en un 'sketch' con James Bond (Daniel Craig) como la reina de Inglaterra (Isabel y no Camila, obviously) y que la interpretación sea aceptable (natural, simpática).

Cuarto, porque a la ciudadanía se nos ha atontado tanto que somos capaces de preferir comer hamburguesa de McDonald's y vestir unas 'flip flop' antes que saborear unas gambas de Palamós o calzar unas hermosas espardenyes de set vetes y justificarlo con el remate de la estupidez: "pues, qué pasa, es muy cómodo". Y es cierto, pensar resulta bastante incómodo. Ganar elecciones por tus ideas, con una imagen coherente y respetable, sin necesidad de hacer el ridículo, no es fácil ni rápido. Pero sí posible.

Suscríbete para seguir leyendo