La caja de resonancia

'Enderrock' y la melodía de la extinción del catalán

La publicación celebra 30 años plantando cara a los discursos catastrofistas respecto a la salud de la lengua y reflejando la profunda transformación del imaginario de la música en catalán, donde el tradicional canon pop-rock convive con emergentes propuestas de signo urbano, electrónico o latino que atraen al público más joven

The Tyets i Lal'Ba omplen La Mirona pel festival Strenes.

The Tyets i Lal'Ba omplen La Mirona pel festival Strenes. / Gaspar Morer

Jordi Bianciotto

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La revista ‘Enderrock’ cumple 30 años con un despliegue de fuerzas muy rotundo para los tiempos que corren: número doble de papel, sendas portadas (Sílvia Pérez Cruz y Els Amics de les Arts) y un renovado diseño de Opisso Studio para dar esbelto acomodo al prescriptivo acopio de reportajes, entrevistas, artículos de opinión y reseñas de novedades discográficas. Y un editorial titulado ‘Canvi de paradigma?’ en el que recuerda cómo se abrió paso la publicación y cómo asiste en la actualidad a la sacudida global que vive lo que todavía conocemos como música pop.

Llama la atención cómo ‘Enderrock’, que entró en escena reflejando el imaginario del pop-rock de la época (Els Pets, Sopa de Cabra, Sau), ha evolucionado a lo largo de los años, muy lejos del ‘síndrome ‘Mojo’’ (la excelente revista británica, que se siente empujada a sacar cada mes en portada a los Beatles, Bowie o Pink Floyd en atención a sus veteranos lectores) y llenando páginas con caras frescas y nombres exóticos para el adulto medio. Quien pueda pensar que la revista vive de la nostalgia de aquel lejano ‘rock català’, de la ‘nova cançó’ o del rock layetano, anda un poco extraviado. En los últimos meses, ‘Enderrock’ ha dedicado sus portadas a la rapera Aina Koda, al dúo urbano The Tyets, al televisivo Lildami, al trío pop electrónico Lal’ba y al neocantautor metafísico Socunbohemio.

La profusión de propuestas en catalán se produce ahora que se respira una redoblada angustia por la salud de la lengua, muy aparatosa (y afectada) en las redes, donde impera el deporte de disparar a todo lo que se mueve. “Els lingüistes asseguren que el català ja ha entrat en procés d’extinció”, proclamaba no hace mucho la campaña de Parlem, no sé si ignorando el alcance de esa afirmación: si realmente esta lengua ya se ha colocado en el carril del desguace, ¿para qué preocuparse y dedicarle esfuerzos?

Está claro que en ‘Enderrock’ no se toman ese eslogan de un modo literal, y hacen bien. Del llamamiento a la conciencia lingüística al catastrofismo hay una distancia, y es tóxica la ecuación que otorga prestigio a quien suelta la sentencia más nihilista. Lejos de abonar un patriotismo de la ansiedad que de poco sirve, la revista nos habla con desenvoltura de una comunidad que mantiene la lengua muy viva en la arena musical. Aunque eso implique dar algún disgusto a los lingüistas: “M’agrada viure amb tu aquesta ‘locura’ / Tinc ganes de tu / i de fer el ‘bailoteo’”, cantan alegremente The Tyets en su libre interpretación del diccionario del IEC.

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