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Anna Soldevila, Julia Echevarría, Laura Gamundí y Carme Riera en la librería Finestres.

Anna Soldevila, Julia Echevarría, Laura Gamundí y Carme Riera en la librería Finestres. / Jordi Cotrina

Leticia Blanco

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Ninguna de las cuatro se prodiga especialmente en medios de comunicación ni tiene una gran proyección pública. La discreción es una de las cualidades que comparten Carme Riera, Laura Gamundí, Anna Soldevila y Julia Echevarría, cuatro de las editoras emergentes más destacadas del panorama literario español actual, el relevo generacional de un sector que vive un momento especialmente dulce aunque se caracteriza por ser ultracompetitivo. Junto a otros nombres como Sol Salama de Tránsito Editorial, Rebeca González en Blackie Books o Núria Cots en Libros del Asteroide, todas forman parte de una nueva generación que, sin prisa pero sin pausa, lleva años labrándose una carrera en el mundo de la edición.

Riera, Echevarría, Gamundí y Soldevila son responsables de buena parte de esos libros de los que hoy todo el mundo hablará. Su misión es encontrarlos, pulirlos y acompañar al autor en el proceloso proceso de escritura; en definitiva: conseguir que existan y después, que se lean. Si es usted lector habitual, es bastante probable que se haya leído uno (o más) de los títulos que han pasado por las manos de estas cuatro jóvenes entusiastas del papel. 

Anna Soldevila, Julia Echevarría, Laura Gamundí y Carme Riera en la librería Finestres.

Anna Soldevila, Julia Echevarría, Laura Gamundí y Carme Riera en la librería Finestres. / Jordi Cotrina

El olfato para un ‘hit’

Laura Gamundí es la responsable de uno de los mayores fenómenos editoriales de los últimos tiempos, el protagonizado por Ángel Martín y el megahit ‘Por si vuelven las voces’ (Planeta). Con 300.000 ejemplares vendidos y un monólogo que ha agotado las entradas en todas sus citas (también las 12.500 del Wizink de Madrid, donde terminará el tour en diciembre), el libro en el que el ex presentador de televisión cuenta su brote psicótico fue de los primeros en destapar el problema de la salud mental, uno de los grandes temas literarios del último año. 

“Ángel tocó una fibra especial, un nervio social que estaba en el ambiente. A mí siempre me habían gustado sus monólogos y le escribí por Instagram para presentarme. El libro no se ‘cocinó’, fue él quien me dijo que tenía una historia, la de su brote, que sólo conocían su pareja, sus padres y un amigo, y que estaba dispuesto a compartirla”, recuerda Gamundí, que saltó del mundo del periodismo al literario hace más de una década y hoy es editora ejecutiva de no ficción del Grupo Planeta. 

Soldevila, Riera, Gamundí y Echevarría en la Finestres.

Soldevila, Riera, Gamundí y Echevarría en la Finestres. / Jordi Cotrina

La tradición pertenece a ellos

“Creo que una de las cosas que tenemos en común es la misión de feminizar el catálogo”, afirma Anna Soldevila. Curtida en la edición en catalán (ha pasado por Edicions 62, puso en marcha el sello de bolsillo La Butxaca y desde hace años es editora en Destino, del Grupo Planeta), Soldevila es muy consciente de que hoy se editan muchos más libros escritos por mujeres que antes. “Pero si te descuidas, todo se vuelve a masculinizar. La tradición es de hombres: el fondo de catálogo está lleno de escritores, existe un gran desequilibrio en las décadas pasadas”, apunta. 

Su misión al frente de Destino, bajo el paraguas de prestigio del Premio Nadal, es abrir las puertas a más mujeres, pese a las dificultades extra que ello conlleva. “No hay tiempo, no hay espacio ni dinero; si una mujer trabaja y tiene familia es muy difícil convencerla de que saque el tiempo necesario para escribir. Cuesta el doble que con los hombres”, explica. Además de feminizar el catálogo de Destino, Soldevila también aspira a descentralizarlo geográficamente: Madrid sigue ejerciendo un enorme poder y cuesta que voces de otros puntos de España se hagan oír. En su cartera de autoras destacan la gallega Ledicia Costas, la vasca Karmele Jaio y la catalana Najat el Hachmi. 

Renovar un catálogo

Carme Riera está llamada a renovar el catálogo de Alfaguara, uno de los sellos de perfil más literario del grupo Penguin Random House. Tras varios años en Reservoir Books y Literatura Random House, acaba de ser nombrada Editora Senior de Alfaguara Hispánica tras la marcha de Pilar Álvarez a Alianza. Se ha mudado de Barcelona a Madrid y cuando se le pregunta por la presencia femenina en el catálogo de su grupo, el primer nombre que pronuncia es el del editor Claudio López Lamadrid, fallecido en 2019. “De alguna manera se anticipó a todo, tenía esa visión: él fichó a Virginie Despentes, contrató los derechos de Joan Didion antes de que se pusiera de moda y los cuentos de Chimamanda Ngozi Adichie antes del bombazo que supuso ‘Todos deberíamos ser feministas’”. Entre las misiones de Riera está la de “buscar nuevas voces” sin dejarse arrastrar por las modas literarias y adelanta que publicará próximamente el primer libro de la periodista Alba Muñoz.

Echevarría, Gamundí, Soldevila y Riera, el relevo generacional en la edición.

Echevarría, Gamundí, Soldevila y Riera, el relevo generacional en la edición. / Jordi Cotrina

Pioneras

Para Julia Echevarría, al frente del sello independiente Alpha Decay, el editar libros escritos por mujeres es lo natural. “Lo importante es que exista una coherencia entre todos los títulos, que hablen entre sí”, explica la más joven de las cuatro, que hizo sus pinitos en la agencia de Carmen Balcells antes de empezar a trabajar en el sello de Enric Cucurella. Con Echevarría al frente, Alpha Decay se ha convertido en una editorial un poco menos 'underground' de lo que fue en sus salvajes inicios. Pero sigue siendo uno de esos sellos efervescentes y pioneros, muy sensible a las tendencias de lo que se publica en el extranjero. 

En su catálogo están desde Joy Williams a Lydia Davis (noticia estos días por prohibir que sus libros se vendan en Amazon) y Gloria Steinem, cuyas memorias, ‘En la carretera’, publicaron años antes de la explosión feminista, el Premio Príncipe de Asturias y todas las series y películas que encumbraron al icono feminista. “En perspectiva, diría que publicamos libros que hablan de lo que supone ser mujer hoy y todo lo que ellos supone”, explica. ‘El buen sexo mañana’ de Katherine Angel, un ensayo sobre el consentimiento, y ‘Expuesta’ de Olivia Sudjic, otro ensayo sobre la ansiedad y la angustia por el presente, son dos de los títulos recientes que mejor han conectado con los desvelos de los nacidos en las décadas de los dos miles y los 90. 

Lo importante siempre está en los márgenes

“Uno de los papeles fundamentales que tenemos, más allá de valorar obras literarias que te puedan llegar en forma de manuscritos, es animar a escribir a quien no lo hace porque está fuera del circuito literario. ¡No todo pueden ser hombres de 40 años heterosexuales! Ni escritores de Madrid o en castellano”, apunta Soldevilla. Riera coincide: “Recuerdo cuando traducimos a Eva Baltasar”, una autora de Girona, que escribía en catalán y totalmente ajena al ecosistema literario (y al sistema en general: Baltasar estuvo viviendo sola, recluida en la montaña y desconectada del mundo durante años). “Cuando ves que una propuesta así triunfa y la atención se amplifica te das cuenta del hambre que hay por conocer lo que no estaba tan explorado”, añade. Gamundí también cree que “en los márgenes, en la periferia, es donde está lo más interesante siempre”. 

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