Entrevista

Jean-Christophe Grangé: "El nazismo fue pura locura maléfica que mostró lo más oscuro del alma humana"

El autor de ‘Los ríos de color púrpura’ publica 'Muerte en el Tercer Reich'

El galés Chris Lloyd continúa su serie 'noir' en la Francia ocupada con 'Réquiem por París'

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La multitud saluda a Hitler en el estadio durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.

La multitud saluda a Hitler en el estadio durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. / ARCHIVO

Anna Abella

Anna Abella

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"Los nazis se convirtieron en cientos de miles de asesinos en serie. El nazismo fue pura locura maléfica, malvada y perversa. Mostró lo más oscuro del alma humana. Por eso me interesó sumergir una historia de novela negra en un decorado aún más negro, macabro y espantoso. Hacer que una investigación para encontrar a un asesino llevara a mis personajes, uno de ellos un policía de la Gestapo, que trabaja al servicio de un imperio del mal, a descubrir otro nivel del maldad: las atrocidades del régimen nazi, entre ellas el genocidio de enfermos mentales". Así se planteó el escritor y periodista parisino Jean-Christophe Grangé (1961) la trama de ‘Muerte en el Tercer Reich’ (Destino), novedad ‘noir’ que se enmarca en el subgénero del ‘nazi crime’ y coincide con la del galés Chris Lloyd, ‘Réquiem por París’ (Principal Noir). 

Ambos títulos están perfectamente ambientados -el primero en el Berlín de agosto de 1939, un mes antes de la Segunda Guerra Mundial, y el segundo, en la Francia ocupada por los nazis de 1940- y se encuentran en la mejor tradición cultivada por el desaparecido Philip Kerr con su detective Bernie Ghunter o, sin ir más lejos, por Ben Pastor y su Martin Bora. 

Hitler junto a altos líderes de la cúpula nazi.

Hitler junto a altos líderes de la cúpula nazi. / ARCHIVO

En ‘Muerte en el Tercer Reich’, un "monstruo" destripa y asesina a mujeres de cargos nazis. "En todos mis libros busco figuras del mal y situaciones lo más angustiosas e inquietantes posible. Los oficiales nazis, con sus uniformes y botas negras y sus armas al cinto lo son y son temibles. Pero a mí me dan más miedo sus mujeres, que no se interesan por lo que hacen sus maridos, que llevan una vida ligera y superficial al margen de la monstruosidad, bebiendo champán en lujosos hoteles, indiferentes al mal que está por todas partes. Temo la facilidad que tiene el ser humano de mirar hacia otro lado", recalca por videollamada Grangé, guionista de ‘Vidocq’ (2021).

Antihéroes con un lado tenebroso

El también autor de ‘Los ríos de color púrpura’, llevada al cine con Jean Reno y Vincent Cassel, reúne, para seguir la pista del asesino, a un atípico trío protagonista de antihéroes "que desempeñan distintos papeles en el Berlín nazi". El psicoanalista, gigoló y chantajista Simon Kraus, que trataba a las víctimas, Minna von Hassel, una psiquiatra aristócrata y adicta que intenta salvar a los enfermos mentales de la eutanasia nazi, y el citado matón de la Gestapo Franz Beewen. "Los tres luchan por el bien pero tienen una parte tenebrosa, conocen las pulsiones más oscuras. Me permiten penetrar en el territorio del mal. Es el cazador quien conoce bien el bosque".   

El escritor Jean-Christophe Grangé.

El escritor Jean-Christophe Grangé. / PATRICK FOUQUÉ / PARÍS MATCH / CONTACTO

Franz tiene a su padre, traumatizado por haber luchado en la Primera Guerra Mundial, en el manicomio que dirige Minna. "Nunca me dije ‘voy a escribir sobre mí o sobre mi padre, muy peligroso, internado en un psiquiátrico, o de los miedos que yo sufría de niño o de mis angustias’. Pero en la escritura hay una parte inconsciente -admite Grangé sobre los paralelismos familiares-. En mis libros siempre está presente el mal y los orígenes de la locura. Hablo de un asesino que tiene una historia traumática. Para mí, el ser humano es bueno, y lo malo se despierta como resultado de una frustración, un trauma, de una falta de amor, de una infancia difícil… Eso puede desembocar en una pulsión espantosa y si hay un detonador puedes convertirte en un asesino en serie. Al matar quieres exorcizar la muerte. Todos vamos a morir. A los soldados les dicen ‘matad’ y matan porque mientras matan siguen vivos". 

Nunca me dije ‘voy a escribir sobre mí o sobre mi padre, muy peligroso, internado en un psiquiátrico, o de los miedos que yo sufría de niño o de mis angustias’. Pero en la escritura hay una parte inconsciente

Las mujeres asesinadas habían soñado con un "hombre de mármol", Simon tiene pesadillas con una niña nazi que le ejecuta. El mundo de los sueños está muy presente en la novela del también autor de ‘El imperio de los lobos’. "Yo no puedo dormir sin pesadillas horrorosas. Siempre me han interesado los sueños y la influencia de la realidad en ellos. Había una mujer alemana en la época, Charlotte Beradt, que escribió un libro con los sueños que los berlineses tenían durante el nazismo. Incluso los que no tenían problemas con el régimen nazi, sí sentían su opresión y reflejaban angustia en sus sueños. Yo mismo creía que superaba mis angustias, pero estas volvían en mis sueños - reconoce-. El inconsciente las registra y guarda. Es como esconder el polvo bajo la alfombra. Yo admiro profundamente a Freud y su psicoanálisis. Tenía mucha razón. Siempre pensé que era una especie de detective que investigaba en sus pacientes los indicios del origen de sus traumas". 

Mujeres alemanas trabajando en pequeños bustos de Hitler para contribuir al culto al líder nazi.

Mujeres alemanas trabajando en pequeños bustos de Hitler para contribuir al culto al líder nazi. / ARCHIVO

Y enlaza Grangé con otro tema omnipresente en el libro y en su propia vida: la psiquiatría. "Yo he tenido miedo de heredar algo de la locura de mi padre. Crecí con miedo y con pesadillas constantes porque él era una sombra amenazadora. Pero al mismo tiempo me crié rodeado de mucho amor, gracias a mi madre y mi abuela. Sin embargo, me pasé la vida en el psiquiatra, he tenido varias depresiones", revela. "Pero mi locura no es destructora, me ha permitido ser escritor y artista. Para escribir hay que estar herido y tener algo profundo que contar. Como decía André Gide, ‘con buenos sentimientos se hacen libros malos’. De niño, tener miedo me descubrió el placer de apasionarme con las películas y novelas de terror góticas".

He tenido miedo de heredar algo de la locura de mi padre. Crecí con miedo y con pesadillas constantes porque él era una sombra amenazadora

Quería el escritor arrojar luz sobre aspectos menos conocidos de las atrocidades nazis: la de los gitanos y la de los enfermos mentales. "Siempre me ha afectado que eliminaran a seres humanos por el simple hecho de tener un defecto. Es una idea espantosa. La protagonista es alcohólica y bastante depresiva, y lucha contra la idea nazi de que solo los útiles deben vivir y que hay que eliminar a las bocas inútiles que solo cuestan dinero, como los enfermos mentales. Es una visión darwiniana de la vida", lamenta quien "como artista" se siente "muy cerca de la locura". "Siempre bromeo con que estoy medio loco -sonríe-. Van Gogh y muchos escritores estuvieron en psiquiátricos…". 


Otro tema que aborda Grangé es el "siniestro proyecto Lebensborn", de fecundación de mujeres del Reich para perpetuar una raza aria pura. "Ves esas enfermeras empujando cochecitos y alimentando a 'superbebés' en preciosos jardines cuidados por presos judíos de los campos a la vez que matan a todo el que no encaja en el proyecto nazi. Creían que hacían el bien mejorando el género humano y en paralelo eran capaces de todo tipo de horrores".