Sala legendaria

Flores y canciones de Mishima en la reapertura de La Paloma

El grupo de David Carabén inauguró la nueva etapa de la sala con ‘La nit de les roses’, concierto en el que recorrió sus clásicos y versionó a Miley Cyrus, y que contó con recitados literarios de Mònica Batet, Martí Sales, Sebastià Alzamora y Maria Sevilla

Concierto de Mishima en la reapertura de la sala La Paloma

Concierto de Mishima en la reapertura de la sala La Paloma. / FERRAN SENDRA / VÍDEO: MARIA ALADERN / ACN

Jordi Bianciotto

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Iba a ser en torno a las fechas del carnaval, pero ha sido Sant Jordi el agente motivador del regreso, por fin, de La Paloma a la actividad escénica, este viernes, con esa propuesta bautizada como ‘La nit de les roses’. Si ha de ser un aviso de por dónde irán los tiros de la sala de la calle del Tigre en su nueva etapa, tomemos nota de este menú bautismal: arte pop por parte de Mishima y literatura hablada a cargo de las cuatro voces invitadas.

Con el permiso de músicos y rapsodas, la sala era en esta ocasión la protagonista durmiente, con sus tapicerías y cenefas de inspiración versallesca a la vista de una clientela que incluía a admirados jovenzuelos que apenas habrían podido pisar la sala en otros tiempos (el cierre fue hace 16 años). Un bonito pasillo de flores como acceso y la bienvenida de David Carabén, celebrando el regreso de este “templo de la música de la ciudad” y apuntando a la beneficiaria de la noche, la Fundació Arrels. Su director, Ferran Busquets, recordó que una noche cualquiera como esta, “duermen en la calle en Barcelona unas 1.200 personas”.

Bukowski en la sala

 ‘La nit de les roses’, a la que se augura continuidad (Carabén habló de “primera edición”) se abrió paso en horario más de tardeo que nocturno (20.15 horas) con la lectura de fragmentos novelescos, empezando con Mònica Batet, mirando al frente bélico en ‘Una història és una pedra llançada al riu”, sobre el sustento del teclado de Bernat Sánchez. Cierta algarabía en la sala y peticiones de silencio, “shhh…” Se respiraba el afán parlanchín, propio de un acto de calado social. Rumor de fondo que fastidió también un poco las intervenciones de Sebastià Alzamora, Maria Sevilla y Martí Sales (aunque este último las rebajó a golpe de baqueta, del batería Alfons Serra, y con las citas a su querido Bukowski).

Aún no habían dado las nueve cuando Mishima entraba en escena para brindar su concierto, una veintena de canciones con varias citas a su último álbum, ‘L’aigua clara’, como ‘El gran lladre’ o ‘Sé que ets tu’, deslizando matices y hablándonos del grupo como exponente maduro de la delicatessen pop. Y esos cánticos fortalecedores del alma: ‘La forma d’un sentit’, llevada por el público en volandas.

Las tonadas refinadas y los ideales de compromiso y vocación dionisíaca de Mishima (grupo que nunca había actuado en La Paloma) casaron con la ilusión de esa noche de reapertura. Feliz elección a la que Carabén y compañía respondieron añadiendo al repertorio un resultón estreno, versión de ‘Flowers’, de Miley Cyrus (‘Roses’), con la que nos vinieron a decir que el culto al amor empieza en el amor propio.

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