Gran reportaje

Tráfico de hachís en el Estrecho: de los perros entrenados a los drones monstruosos

El periodista Andros Lozano ofrece en 'Costo' una crónica histórica, geográfica, socioeconómica y humana de una narcoindustria feroz y de la que viven miles de familias en Andalucía, principlamente en Cádiz

Agentes de la Guardia Civil se incautan de una lancha llena de fardos de hachís durante una operación en las costas de Cádiz.

Agentes de la Guardia Civil se incautan de una lancha llena de fardos de hachís durante una operación en las costas de Cádiz. / Guardia Civil

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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En el siglo XIX los contrabandistas utilizaban perros entrenados para que pasaran a nado productos de tabaco de Gibraltar a La Línea de la Concepción. Eran los primeros pasos de una estirpe delictiva que en el siglo XX ampliaría su negocio ilegal al hachís producido en Marruecos. Y de qué manera lo ampliaría: el 10 de abril comezó en Algeciras el macrojuicio contra más de 150 supuestos miembros del clan de los Castaña, forjado por los hermanos Antonio y Francisco Tejón. Debería ser la culminación de la guerra sin cuartel declarada por el Ministerio del Interior al narcotráfico a través de las costas de Andalucía en 2018, como consecuencia de desmanes sin precedentes. Aunque nunca se sabe con las fortunas que los narcotraficantes sureños gastan en abogados especializados en la materia.

Una imagen del macrojuicio contra más de 150 supuestos miembros del clan de los Castaña, en Algeciras, este abril.

Una imagen del macrojuicio contra más de 150 supuestos miembros del clan de los Castaña, en Algeciras, este abril. / EFE/A.Carrasco Ragel

Andros Lozano, autor de 'Costo. Las leyes del Estrecho' (Libros del K. O.), estima que al menos 10.000 personas viven en Málaga, Huelva y, sobre todo, Cádiz de la introducción organizada de hachís desde Marruecos. "Los cálculos policiales hablan de unas 3.000 personas solo en La Línea -dice-. A partir de ese dato conocido, 10.000 personas me parece una estimación muy prudente".

'Costo' aborda el tráfico de resina de cannabis desde las perspectivas histórica, geográfica y socioeconómica (Cádiz tiene una tasa de paro del 25%, la más elevada de España). Asimismo, detalla la estructura de la industria y ofrece un 'who is who' de los capos del tinglado. Lozano da vida al relato con sus incrustaciones en operaciones policiales y sus encuentros con personajes de distinta graduación dentro del narcotráfico, así como con víctimas de este.

Con cuatro 'guarros' en una lancha

El periodista de 'El Mundo' llegó a embarcarse una noche en una 'goma' para un viaje de ida y vuelta entre una playa gaditana y otra de Marruecos. Fueron cuatro horas en una embarcación semirrígida con cuatro 'guarros' (narcos en el argot policial), de los que solo el jefe sabía quién era. En el regreso también iban a bordo 2.400 kilos de hachís. "Tenía tres miedos -recuerda Lozano-. Que el 'notario' [persona de confianza de la organización marroquí, por lo común también marroquí] preguntara quién era yo y qué hacía allí. No preguntó. Que en alta mar tuviéramos un accidente a causa de una persecución. No sucedió. Y que en la descarga de los fardos se produjera un 'vuelco' [robo del alijo por parte de otra banda]. No ocurrió". La policía era la menor de sus preocupaciones. "Sin duda habría pasado a disposición judicial porque no tenía ninguna cobertura para estar allí. Otra cosa es lo que habría explicado yo después y lo que habría averiguado el juez".

Andros Lozano, autor del libro 'Costo'.

Andros Lozano, autor del libro 'Costo'. / Libros del K. O.

Lozano ignora por qué aceptó embarcarle el patrón del 'pase', un independiente autorizado por así decirlo. "Estuve un año y medio en contacto con él y otro narcos -cuenta-. Recibí muchos 'noes' hasta que un día él dijo 'sí'. Supongo que por ego, por ver a través de una narración externa su trabajo". Tres días después recibió una foto en la que el traficante descorchaba una botella de champán junto a una joven con los pechos desnudos. La acompañaba un texto: "La vida me sonríe".

Exhibicionismo en las redes sociales

Un tipo discreto, el anterior, para los estándares del gremio. Ropa, a menudo deportiva, y complementos de marca, coches de gama alta, chalets de lujo, yates, compadreo con famosos y juergas con prostitutas, cocaína y viagra forman parte del estilo de vida narco, del que no es inusual que alardeen. "Los narcos del Estrecho jóvenes desconocen la discreción -señala Lozano-. Su perfil no tiene nada que ver con el de sus homólogos gallegos, que intentan hacerse pasar por empresarios. El día que salió de la cárcel de Botafuegos, el Titi [hijo del narco de La Línea apodado igual] subió a TikTok un vídeo en el que se le veía comiendo cigalas en su celda. Ni las cigalas ni el móvil con el que se grabó podían estar allí. Ese día también publicó una imagen en la que salían un Mercedes Clase A y una Lamborghini Urus, con una frase: 'Así se sale de Botafuegos'. Viven a todo tren y les gusta demostrarlo en sus redes sociales".

'Costo' dinamita la extendida idea de que el tráfico de hachís es 'peccata minuta' en comparación con el de cocaína y heroína. "El narco genera mucha violencia en Andalucía -indica Lozano-. Bandas criminales de todo el mundo tienen célula en la Costa del Sol, y eso significa ajustes de cuentas, 'vuelcos'... ".

Legalización: o todos o ninguno

¿La legalización del cannabis, que no es ahora un debate candente, solucionaría algo? "Quizá si se aplicara como mínimo en toda la UE, porque los narcos andaluces son intermediarios que ponen la droga en manos de organizaciones de toda Europa. De todas maneras, el tabaco es legal y sigue habiendo contrabando de tabaco porque da beneficios".

Con Marruecos mejor no contar. "El país produce unas 40.000 toneladas de hachís al año y cualquiera que vaya a la zona de Ketama puede ver plantaciones de marihuana -ilustra Lozano-. No parece que el Gobierno marroquí tenga en mente atacar el narcotráfico en origen".

Durante el cierre de la frontera por la pandemia hubo un auge del uso de drones para llevar hachís de Marruecos a Ceuta. En julio de 2021 la Policía Nacional incautó a una banda francesa en la Costa del Sol un dron nunca visto: autonomía de siete horas, velocidad punta de 170 kilómetros por hora y capacidad para 150 kilos de carga. ¿El futuro del narcotráfico por el Estrecho? "El narco siempre va por delante y seguro que a corto y medio plazo explorará la vía de los drones. Están buscando alternativas ante la presión en el mar. Pero es más fácil detectar el narcotráfico aéreo que el marítimo".

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