Eva Green, el rostro del misterio

Eva Green (París, 1980) ha conseguido algo muy difícil para una persona que, por su profesión, tiene que estar muy expuesta (al menos durante las temporadas de promoción de sus películas): ser increíblemente enigmática. Desde su debut con 'Soñadores' (2003) de Bernardo Bertolucci e incluso a día de hoy, en un momento en el que la intimidad de las personalidades públicas es un milagro, la actriz francesa ha conservado un halo de misterio.

Es difícil precisar cómo lo ha hecho, pero seguro que han tenido algo que ver varios factores. El primero, lo extremadamente celosa que ha sido siempre con su vida privada. Ni siquiera la enorme visibilidad que le dio la película de Bertolucci, cuyas escenas de sexo fueron muy comentadas, o convertirse en 2006 en Chica Bond en 'Casino Royale' (y, de paso, desactivar la naturaleza accesoria de la mayoría de personajes femeninos de la saga) pudieron con su intimidad y su discreción.

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El segundo, su huida deliberada de todo lo que no sea estrictamente cinematográfico, de la sobreexposición que se le exige a las estrellas si quieren mantenerse brillantes en una industria tan atractiva (cuando las acoge) como impía (cuando se cansa de ellas).

Un tercero podría ser la extremada timidez que siempre ha confesado y demostrado. Y un cuarto es, sin duda, su físico. Más allá de su indiscutible belleza, Eva Green es tan magnética como enigmática. Dentro y fuera de la pantalla, sus ojos azules son inconfundibles y están llenos de misterio.

Filmografía sólida pero sin patrones

Este viernes se estrena uno de sus nuevos trabajos, 'Los tres mosqueteros: D’Artagnan' (2023), superproducción francesa en la que da vida a Milady. En veinte años en el cine, Eva Green se ha construido una filmografía sólida pero sin patrones claros, aunque sí se advierte en ella una tendencia natural a los géneros puros y una huida cada vez mayor de los personajes sexualizados.

Ha hecho cine comercial y propuestas más minoritarias, películas de directores consagrados y de autores que empiezan, cine en Hollywood y en Europa. También ha hecho mucha televisión. Entre otras cosas, ha sido Sibila de Jerusalén en 'El reino de los cielos' (2005) de Ridley Scott, ha sido actriz fetiche de Tim Burton ('Sombras tenebrosas', 'El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares', 'Dumbo') y ha trabajado a las órdenes de Bertolucci, Roman Polanski ('Basado en hechos reales') o J.A. Bayona, que la dirigió en los dos primeros capítulos de 'Penny Dreadful' (2014-2016). Por su interpretación en esa serie estuvo nominada a los Globos de Oro.

En todas y cada una de esas películas y series, en registros muy distintos, está espléndida. Como también lo está en dos propuestas menos conocidas: 'Proxima' (2019), drama de Alice Winocour en el que encarna a una astronauta que intenta conciliar vida profesional y personal, y el thriller con elementos de terror 'Nocebo' (2022), de Lorcan Finnegan. Su interpretación en ambas es espectacular.

Sin embargo, aunque su filmografía no es ninguna tontería, es inevitable pensar que merece todavía mejores películas, mejores personajes y la confianza de otros cineastas importantes en su indiscutible talento… y en las posibilidades de su innegable misterio.