A los 84 años

Muere Víctor Jou, fundador de la sala Zeleste

Pieza clave de la contracultura de los 70, Jou fue además impulsor del festival Canet Rock y director del primer Mercat de Música Viva de Vic

Víctor Jou en una imagen tomada por su hija, Maria Jou Sol.

Víctor Jou en una imagen tomada por su hija, Maria Jou Sol. / Maria Jou Sol

Roger Roca

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Víctor Jou ha muerto a los 84 años en el Centre Sociosanitari Bernat Jaume de Figueres, donde estuvo ingresado los últimos meses. El viernes en el cementerio de Montjuïc se le recordará en un acto abierto al público. De trato discreto y poco amigo de los focos, su huella en la cultura catalana contemporánea es imborrable. Todo arrancó con lo que él mismo calificó alguna vez de “inspiración divina”. En 1973, tras varias visitas a Londres en las que se empapó de lo ocurría en locales como el Marquee, puso en marcha la sala Zeleste en un antiguo almacén de calle Platería -hoy Argenteria- del barrio de la Ribera de Barcelona.

Jou quería que Zeleste fuera una sala donde poder ver conciertos a un metro de los músicos. Y fue mucho más: fue un espacio abierto a todo el mundo y el epicentro de la contracultura de Barcelona, el lugar donde conspiraban Jaume Sisa, Gato Pérez, Carles Flavià o La Voss del Trópico. Al año siguiente, Jou y su socio Rafael Moll cerraban un trato con la editorial EDIGSA para poner en marcha un sello discográfico propio, que arrancó con álbumes del pianista Jordi Sabatés, la Orquesta Mirasol y la Companyia Elèctrica Dharma: jazz, rock, folk, fusión y raíces con la mirada puesta en lo que pasaba en Inglaterra y los Estados Unidos. Gato Pérez llamó a aquello “ona laietana” y la onda expansiva llegó a toda España cuando la oficina de management de Zeleste organizó con éxito conciertos de sus grupos en toda la Península. Lo moderno era lo laietano y sus arquitectos eran Víctor Jou y sus compañeros. Zeleste fue la fragua de joyas del patrimonio local como “Qualsevol nit pot sortir el sol” de Jaume Sisa y recibió a figuras internacionales de la talla de Stan Getz y Bill Evans. 

Victor Jou

Víctor Jou en un retrato familiar de juventud. / EPC

El 1975, y con la colaboración de Pebrots, la empresa de La Trinca, organizaron el festival Canet Rock. A pesar de las inevitables comparaciones, Jou nunca vio Canet Rock como una réplica catalana de los mastodónticos festivales de Woodstock o Wight, sino como un espacio abierto a la creatividad. Compartir y aprender los unos de los otros estaba en el ADN del proyecto Zeleste, que abrió una de las primeras escuelas de música moderna del país.

En 1986 Jou y sus socios doblaron la apuesta y trasladaron Zeleste a un espacio mucho más grande en la calle Almogàvers del Poblenou. El nuevo Zeleste acogió conciertos de PJ Harvey, Ramones, Paul McCartney, Portishead… Funcionó hasta 2000, cuando las deudas con la Seguridad Social y con los propietarios del local les obligaron a cerrar y Zeleste cambió de manos y de nombre para convertirse en Razzmatazz. Jou, que entre 1989 y 1992 dirigió el Mercat de Música Viva de Vic, volvió a su profesión de aparejador, alejado de la industria pero en contacto con la cultural. Hasta la llegada de la pandemia vivió en Casa Fullà, el singular edificio proyectado por Òscar Tusquets en el barrio del Guinardó de Barcelona que fue también la casa de Joan Brossa, Pepa Llopis o Marta Pessarrodona. 

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