Opinión | Política y moda

Patrycia Centeno

Patrycia Centeno

Experta en comunicación no verbal.

La falsa Marianne de 'Playboy'

Si la secretaria de Estado de economía social de Francia pretende transgredir comunicativamente, el momento hoy está en las protestas de París y no calentando la portada de una publicación sexista

Marlène Schiappa

Marlène Schiappa / REUTERS/Gonzalo Fuentes

Revuelo en Francia, en España y en medio mundo. La secretaria de Estado de economía social de Emmanuel Macron posando para la portada de la revista 'Playboy'. Y con tanto alboroto, señor@s, se nos olvida hacer algo que debería convertirse en norma antes de leer una imagen: comprobar si es real. Porque la estampa de Marlène Schiappa abierta de piernas, embutida en un body blanco con escote generoso y el número 49.3 tatuado en un pecho (artículo de la Constitución con el que el presidente galo ha impuesto la reforma de las pensiones) es un montaje. Ahora bien, que la exministra de Igualdad será la protagonista del nuevo número del magazine eso sí es cierto (aunque sorprenda). Pero hasta este próximo jueves 6 no se sabrá cómo aparece la primera política gala en conceder una entrevista para 'Playboy' en el extenso reportaje de 12 páginas que le concede la publicación.

Pretendiendo tranquilizar se ha asegurado que la secretaria de Estado no aparecerá desnuda y lo hará, en cambio, con un vestido largo blanco. Sin embargo, quizá su atuendo no sea aquí lo más inquietante de su acción comunicativa. "Defender el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo se debe hacer en todas partes y todo el tiempo. En Francia, las mujeres son libres. Mal que les pese a los retrógrados y a los hipócritas", se defendía Schiappa en Twitter el pasado sábado tras recibir múltiples críticas incluso por parte de algunos miembros del gobierno galo. Para reprenderla, la primera ministra Elizabeth Borne se escudó en el contexto sociopolítico afirmando "que no era apropiado". Pero que el Elíseo haya incendiado las protestas en las calles retrasando la edad de jubilación dos años y pasándose por el forro a la Asamblea Nacional y los sindicatos no debería impedir que las mujeres sigan defendiendo sus derechos como les plazca y les convenga. Por lo tanto, ni la ropa que lleve Schiappa ni el momento tan delicado de popularidad (locura) que esté atravesando Macron son en verdad el gran problema de este posado.

El único o el gran inconveniente es el medio de comunicación escogido para trasladar el mensaje. Pretendemos revisionar y reescribir la percepción de la fémina en todas los contenidos artísticos históricos porque aparentemente hemos perdido la capacidad de contextualizar; pero resulta que la herramienta fundada por Hugh Hefner para blanquear la hipersexualización de la mujer y camuflar el abuso sexual a las conejitas puede servirnos ahora como plataforma feminista y eso debe considerarse "comunicación disruptiva".

Entiendo que la secretaria de economía social busque nuevos targets para defender los derechos de las mujeres y LGBTI. También que necesite dar popularidad a un departamento que muchas veces debe pasar desapercibido. Incluso intento esforzarme en creer al editor de la revista, Jean-Christophe Florentin, cuando asegura que 'Playboy' ya no es una revista porno suave sino una trimestral de tendencias intelectuales con "algunas páginas de chicas desnudas”. Además, según el director, Marlène Schiappa es la política ideal para su portada “porque está apegada a los derechos de las mujeres y ha entendido que no es una revista para machos viejos sino que puede ser un instrumento para el feminismo”. ¡Toma ya! Y nosotras, chicas, con el Todas deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie cuando podíamos estar ojeando el 'Playboy'…

En forma y fondo, hasta para las mujeres de la oposición este posado se antoja como una falsa premisa de liberación feminista. “Es un intento desesperado y patético de desviar la atención”, señala la diputada de izquierdas de La Francia Insumisa Aurélie Trouvé. También la líder ecologista y activista feminista Sandrine Rousseau apunta en la misma dirección: “es una cortina de humo”.

Si Schiappa pretende transgredir comunicativamente, el momento hoy más que nunca está en las calles de París en llamas y no calentando la portada de una publicación sexista. Entre barricadas, carreras y golpes de porra, siempre reconoces a Marianne: las madres de la República y las revoluciones francesas que sacando un pecho fuera al puro estilo Bandini (o no) logran parar la ciudad.

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