Crítica de cine

'La niña de la comunión': terror, bakalao y drogas en Tarragona

Víctor García compone un estupendo relato de misterio en torno a una muñeca maldita y consigue alejarse de los estereotipos del género para construir una mitología propia de raigambre costumbrista.

Una escena de 'La niña de la comunión'.

Una escena de 'La niña de la comunión'. / EPC

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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He aquí una película que no se conforma con acudir a las leyendas populares para reproducirlas de forma mecánica. 'La niña de la comunión' inventa su propia mitología y lo hace a través de una serie de coordenadas que contribuyen a enriquecerla y alejarla del fast food de terror contemporáneo. Utiliza pocos elementos, pero de forma muy precisa y sólida: adolescentes en un pueblo durante los años ochenta, una muñeca antigua, el rito sacramental católico y una maldición. Víctor García, curtido en mil batallas dentro de la serie B norteamericana, firma su primera película en español respaldado por Alberto Marini y Guillem Clua, responsable del guion, y lo hace con seguridad y elegancia, alejándose de los caminos prototípicos del género y apostando por la tensión y las atmósferas enrarecidas, así como por la construcción de personajes y las relaciones que se establecen entre ellos a través del costumbrismo.

En ese sentido, estamos ante una película de terror bastante clásica, que utiliza referencias tanto autóctonas como procedentes del J-horror (la sombra de 'The Ring' es alargada), pero que adquiere una entidad propia que, de hecho, podría ser el germen para iniciar una saga. Pero, además de configurar un estupendo universo macabro, también acierta a la hora de reclutar a un puñado de jóvenes intérpretes (capitaneados por Carla Campra y Aina Quiñones) que dotan de una inusitada consistencia a toda esa trama adolescentes en la que encontramos bakalao, drogas y necesidad de libertad dentro de un entorno represivo sin que en ningún momento se les juzgue por ello y en el que también se habla de la España de los desheredados en los espacios rurales y de qué forma las diferencias sociales condicionan la falta de privilegios en una comunidad cerrada.