Preocupa la campaña de Navidad

El colapso logístico sigue ahogando a las librerías catalanas

Entredos prometió restablecer la normalidad de su servicio a finales de octubre, pero libreros y trabajadores del sector denuncian que nada ha mejorado todavía

Librería

Librería / EPC

Judith Navarro

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Desde finales de verano, el descontrol logístico de una de las mayores distribuidoras de libros de España, Entredos Logistics, ha dejado las estanterías de las librerías catalanas un poco más vacías. Hay un enorme embudo en los pedidos, y eso ralentiza (o en muchas ocasiones imposibilita) los repartos, provocando que algunos ejemplares de editoriales como Acantilado, Anagrama, Blackie Books o Grup Editor, no lleguen nunca a los puntos de venta. 

El problema comenzó con la fusión de las distribuidoras Ágora y Les Punxes, que dio origen a la nueva Entredos. Una unión que se efectuó con la intención de fortalecer su servicio, y que incluía el traslado de su principal centro de trabajo a un nuevo almacén de 25.000 metros cuadrados situado en La Granada del Penedès, desde donde podrían efectuar una actividad conjunta. Ya estaba previsto que esta mudanza ocasionara un desajuste puntual en el calendario de entregas, y las librerías fueron advertidas de ello; pero lo que comenzó como una anomalía que debía resolverse antes de que acabara agosto, han terminado siendo meses de incertidumbre.  

Y es que la compañía ya reconoció sus errores de organización el pasado septiembre y comunicó a los minoristas que tomarían medidas excepcionales e incorporarían a más personal para poner fin al desabastecimiento de libros lo antes posible. "Poder servir en plazos de 72 horas en octubre, y llegar a las 24 en noviembre", esa fue la nueva previsión que Entredos estableció. Sin embargo, esas fechas ya han llegado y la normalidad logística está todavía lejos de restablecerse.

"Ahora ya ni preguntamos cuando se va a solucionar todo esto porque ni desde la empresa lo saben", explica frustrado Eric del Arco, librero en Documenta y presidente del Gremi de Llibreters de Catalunya. "Hemos notado una cierta mejora en el caso de Les Punxes o, al menos, da la sensación de que tratan de arreglarlo, pero con Ágora todo continúa bastante paralizado. Tienen problemas con la facturación, los servidores informáticos, el servicio comercial…", cuenta del Arco, que asegura que esto ha provocado que muchos de los pedidos que él mismo ha encargado nunca lleguen a su tienda. 

Pérdidas y desprestigio para el sector literario

Ágora parece ser la que arrastra mayores dificultades, y su bajo rendimiento no solo afecta a las librerías, sino a todos los negocios literarios que dependen de sus envíos. Un ejemplo de ello, es la editorial Les Hores, que se dedica, entre otras cosas, a traducir al catalán títulos que en su momento se publicaron en otras lenguas. Operan muy frecuentemente con la distribuidora y, si esta no manda sus títulos a los establecimientos, pierden sus oportunidades de venta frente a la versión original. "Me he visto en la situación de sacar un libro, con los gastos de creación y promoción que eso implica, y que los ejemplares no lleguen al punto de venta porque no han sido correctamente distribuidos. Si un lector quiere comprar nuestra edición en catalán y cuando llega a la tienda no la encuentra, es tremendamente probable que termine optando por llevárselo en castellano porque no solo quiere tenerlo ya, sino que si además pregunta cuándo podría recibirlo en nuestro formato y la respuesta es que 'no se sabe ni si llegará', no dudan en hacerse con lo que ya tienen a mano. Es una reacción normal, pero para nosotros esto tiene un impacto muy grande en cuanto a ingresos mensuales", afirma Maria Sempere, responsable de la editorial. 

Otro comercial del sector cuenta que, en el caso de su negocio, ha tenido que suspender por completo la relación con la distribuidora por culpa de la inestabilidad de su actividad. "Los libros que llegaban no tenían nada que ver con los que pedía, venían sin albaranes, las novedades las enviaban con cuentagotas… Al final, la única opción que me ha quedado para intentar dar a la gente los libros que me piden es solicitarlos a través de sub-distribuidoras y, si no los tienen en stock, ya ni los encargo porqué no hay ninguna garantía de que los vaya a recibir. El problema no son solo las ventas que pierdo, sino que dedico mi tiempo a hacer estas búsquedas internas y es un trabajo extra del que quizás luego no saco beneficio alguno", asegura con tono crítico. 

Fuera de Barcelona, el colapso es peor

Y para quienes no tienen acceso a estos otros recursos secundarios, la situación es todavía más radical. Fuera de Barcelona, en ciudades y pueblos más pequeños, la falta de libros ha afectado a los estudiantes, que necesitan acceder a estas lecturas porque son parte obligatoria del temario impartido en los colegios. El colapso de la cadena de suministro ya ha repercutido en el pico de ventas que editoriales y tiendas suelen experimentar con el inicio del curso escolar y, viendo que la situación continúa estancada, los trabajadores del sector comienzan a temer también por un más que probable impacto negativo en otros puntos álgidos de la temporada. Gerard Caballero, de la librería Tram, situada en Valls, explica que "comienza a preocupar la campaña de navidad", y no solo eso, también Sant Jordi, pues ve que "el problema va para largo"

Confiesa que esa es precisamente la peor parte, la incerteza de no saber cuándo terminará todo esto. "Ágora era una de mis distribuidoras principales y no recibo pedidos suyos desde julio. Aún así, nadie me da ninguna explicación, todavía no se cual es el motivo de todo este follón. Hay mucha opacidad y, al final, somos los libreros y las libreras quienes damos la cara frente a clientes disgustados. Es un desprestigio para nuestro oficio y para el sector literario."

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