Crítica de cine

'¡Corten!', de Michel Hazanavicius: Un rodaje pasado de vueltas

El director francés logra que empecemos odiando su película para que después no la adoremos, pero nos lo pasemos bastante bien con su estridente comicidad

Un fotograma de '¡Corten!', de Michel Hazanavicius

Un fotograma de '¡Corten!', de Michel Hazanavicius / Vertigo Films

Quim Casas

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Durante su gestación se tituló ‘Z (Comme Z)’, pero no se quien vio en esa Z alusiones a la misma letra que apareció en las redes sociales en apoyo de la invasión rusa en Ucrania. Así que cambiaron el título por el de ‘Coupez!’, sin eliminar con ello la z, aunque ahora al final y en minúscula. Un procedimiento un tanto absurdo –¿le quitaremos a Frank Zappa su apellido, eliminaremos de las filmotecas la película ‘Z’ de Costra-Gavras y no escucharemos nunca más a ZZ Top?– para un filme que es, además, un completo divertimento sin malicia alguna.

Michel Hazanavicius adapta aquí una parodia japonesa de zombis haciendo de los tiempos del relato su mayor atractivo. Durante los primeros 20 minutos, ‘¡Corten!’ descoloca por completo. La exageración se entiende, porque sabemos que es una comedia antes que un relato de terror 'gore', pero hay en el trazo del relato unos cuantos agujeros negros bastante insatisfactorios. Pero pasados esos primeros minutos, el relato vuelve atrás en el tiempo para explicarnos lo que aconteció antes del rodaje de la rocambolesca película de zombis, lo que sucedió durante la filmación que nos hemos perdido y el significado del plano final. Hazanavicius logra que empecemos odiando su película para que después no la adoremos, pero nos lo pasemos bastante bien con su estridente comicidad y el descubrimiento de aquello que creíamos que eran errores de bulto.