Novedad editorial

Frank Zappa, de genio intocable a villano olvidado

El crítico Quim Casas rescata en un libro el legado del controvertido músico de Baltimore, cuya figura, omnipresente en los años 70, ha quedado relegada de forma muy llamativa en las últimas décadas

Frank Zappa

Frank Zappa / EPC

Rafael Tapounet

Rafael Tapounet

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando en 1986 el crítico de cine y música Quim Casas escribió una reseña poco entusiasta del disco de Frank Zappa ‘Jazz from Hell’ para una revista barcelonesa, le cayeron palos por todos lados. “Me decían: ‘Pero, ¿cómo se te ocurre meterte con Zappa?’. En esa época era, para mucha gente, un genio intocable”. 36 años después, Casas acaba de publicar un libro sobre el músico de Baltimore (‘Zappa’, Redbook Ediciones) y explica que, al comentar el proyecto con colegas y conocidos, la gran mayoría de las reacciones consistían en preguntarle si había perdido el juicio. La anécdota ilustra con precisión una verdad incontestable: pocas acciones se han devaluado tanto en las últimas décadas en la bolsa del prestigio musical como las de Francis Vincent Zappa (1940-1993).

“Ha pasado de ser Dios a ser absolutamente ninguneado”, señala Casas. El músico iconoclasta que en la segunda mitad de los 70 llenaba estadios, despachaba montones de discos y era una presencia casi ineludible en el debate cultural y político y en el imaginario pop (el célebre póster con una imagen de Zappa sentado en un retrete se vendía en El Corte Inglés) es hoy poco más que un escueto párrafo, y no necesariamente amable, en la historia de la música rock. “Es muy difícil explicar por qué ha bajado tanto el aprecio por su figura y, especialmente, por su música”, admite Casas, que, aun así, se atreve a apuntar una serie de posibles razones para tanto descrédito.

Una obra inabarcable

La primera, la inabarcable magnitud de su obra. En vida, Zappa publicó 19 discos con el grupo The Mothers of Invention y otros 44 a su nombre (muchos de ellos son dobles e incluso triples). Y desde su muerte, ocurrida en diciembre de 1993 como consecuencia de un cáncer de próstata, no han dejado de aparecer nuevas referencias con tomas inéditas, versiones alternativas, grabaciones escondidas y colaboraciones. “Produjo una barbaridad y lo publicaba todo, sin filtro, por lo que tiene bastantes cosas infumables, y eso ha perjudicado mucho a la valoración que se hace de su obra”.

Quim Casas.

Quim Casas. / Juan Herrero

Otro aspecto que le ha restado no pocos puntos es su personalidad arisca, nada complaciente, trufada a menudo de comentarios ofensivos y actitudes que en la actualidad no dudaríamos en calificar de sexistas, cuando no abiertamente misóginas. “Desde luego, hoy no pasaría la más mínima prueba de correción política y algunos de sus pronunciamientos, especialmente sobre su relación con las ‘groupies’, son inaceptables -concede Casas-. En ese terreno, sus ‘pecados’ no pueden compararse a los de Harvey Weinstein, Kevin Spacey o Roman Polanski, pero sin duda estaría en la lista de los artistas potencialmente cancelables”.

Y, pese a todo, asegura el autor de ‘Zappa’, el legado del hombre de la melena ensortijada, el bigote descendente y la media perilla merece una revisión y una reivindicación. Estos son algunos de sus argumentos.

Fue un músico sin fronteras

Si la libertad y la originalidad son valores que deben cotizar al alza en el mundo del arte, hay razones sobradas para reconocer los méritos de la obra ‘zappiana’. Desde sus inicios, el músico de Baltimore dinamitó las fronteras del rock and roll clásico para transitar por todo tipo de géneros y registros y amalgamarlos en discos y canciones que aún hoy provocan asombro por su audacia y su singularidad (también por su rareza). “Igual sí que mezclar el jazz de vanguardia, el doo wop, la ‘Ionisation’ de Edgar Varèse y el rock and roll diera como resultado algo muy marciano y poco accesible -comenta Casas-, pero esa combinación de estilos aparentemente muy alejados entre sí está en la base de mucha música contemporánea”.

Cuestionó el discurso ‘hippy’ y se acercó al punk

Quim Casas descubrió a Frank Zappa en 1979 a través de ‘Sheik Yerbouti’, un disco “furioso” en el que el aprendiz de crítico creyó ver una inesperada conexión con el movimiento punk, entonces ya en retirada. “Una de las cosas que me enganchó a Zappa es que se distanciaba del rollo hippy, de la nación Woodstock y de toda esa cultura, y ese cuestionamiento me pareció muy interesante en un músico de su generación”. No era un distanciamiento filosófico, sino también musical. “En ‘Sheik Yerbouti’ hay canciones como ‘Broken hearts are for assholes’ y ‘I’m so cute’ que sintonizan plenamente con el punk”.

Tenía un ojo envidiable para reclutar músicos

Zappa, digámoslo ya, nunca dio muestras de excesivo reconocimiento hacia los intrumentistas que le acompañaron en sus numerosas y arriesgadas excursiones musicales. “Son como monos amaestrados”, llegó a decir. Y, sin embargo, sin sus valiosas aportaciones resulta muy improbable que el de Baltimore hubiera llegado tan lejos. Quim Casas quiere reparar ese agravio en su libro, en el que dedica 20 páginas a repasar de modo exhaustivo los perfiles y logros de los 52 músicos que pasaron por The Mothers of Invention. “Era una reivindicación necesaria. Es impensable la faceta doo wop de Zappa sin la contribución del cantante Ray Collins, por ejemplo. El multiinstrumentista Ian Underwod tiene una importancia comparable a la del propio Zappa en la grabación de ‘Hot Rats’. Y otros, como el pianista Don Preston o el violinista Sugar Cane Harris son también excepcionales”.

Fue un guitarrista brillante

En Zappa, todo resulta excesivo. También su faceta como guitarrista, especialmente a partir del momento en que deja atrás a los Mothers of Invention. “Lo que parece haber quedado es ese exceso exhibicionista -subraya Casas-, pero me sorprende que se hable tan poco de sus virtudes a las seis cuerdas. Quizá no tenía un sonido tan característico y reconocible como Hendrix o Neil Young, pero hizo cosas interesantísimas”. Para quien quiera empezar a comprobarlo, el autor de ‘Zappa’ recomienda la escucha de ‘Camarillo Brillo’, canción del álbum ‘Over-Nite Sensation’ (1973).

Despertó conciencias

Frank Zappa representó a la perfección el papel de artista políticamente comprometido, y lo hizo siempre desde la independencia absoluta, hasta el punto de resultar a menudo contradictorio. Se enfrentó a la censura, a los abusos policiales y a las imposiciones religiosas, pero también a la izquierda más dogmática e incluso a su propio público. Habrá quien piense que ese afán permanente de disparar contra todo y contra todos acaba resultando estéril, pero solo hay que ver la profunda influencia que tuvo en los movimientos de oposición democrática en los países de la esfera soviética, donde aún hoy sigue siendo idolatrado, para entender su importancia.  

Suscríbete para seguir leyendo