Crítica de cine

'Vortex', de Gaspar Noé: una película viva para hablar de la muerte

Gaspar Noé: "La vejez es despiadada; al final siempre pierdes la batalla contra el paso del tiempo"

Lo último de Gaspar Noé puede que sea la más humana y sensible de toda su carrera, lo que no quiere decir que también sea visceral y aterradora, ya que gira alrededor de la enfermedad y la vejez

Françoise Lebrun y Dario Argento, en 'Vortex', de Gaspar Noé

Françoise Lebrun y Dario Argento, en 'Vortex', de Gaspar Noé / EPC

Beatriz Martínez

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Las películas de Gaspar Noé siempre parecen estar concebidas para poner a prueba al espectador, para incomodarlo, para llevarlo hasta el extremo y revolverle las tripas, para enseñarle lo que no quiere ver. No son experiencias agradables, pero son al menos experiencias en su sentido más amplio, tanto cinematográficas como físicas y mentales. Su última obra puede que sea la más humana y sensible de toda su carrera, lo que no quiere decir que también sea visceral y aterradora, ya que gira alrededor de la enfermedad y la vejez y, en consecuencia, de la muerte. Su cámara seguirá a dos ancianos en un apartamento parisino atestado de libros, de memoria y recuerdos. Cada uno ocupa una parte de la pantalla, que se divide para centrarse de forma individual en los personajes que interpretan Dario Argento y Françoise Lebrun que, de alguna manera, con su sola presencia adquieren un simbolismo crepuscular sobre el final de una época, la de los supervivientes del 'giallo' y la Nouvelle Vague. Quizás por esa razón, 'Vortex' sea también un experimento a medio camino entre el cine de terror (en su vertiente existencial) y la experimentación formal y conceptual. Y, sobre todo, una carta de amor al cine, tal y como se dice en un momento, a las películas como sueños.  

Como en la mayor parte de sus obras, Noé reflexiona sobre el cuerpo y sus límites, sobre el proceso degenerativo de la carne y de la mente, sobre la esclavitud que hemos desarrollado a las sustancias químicas, las pastillas y las drogas, casi como si fuera una versión senil de 'Requiem por un sueño' en el que la sensación de pesadilla claustrofóbica no para de aumentar. 

El director se muestra más inspirado que nunca a la hora de conjugar narración e imagen. 'Vortex' está repleta de ideas brillantes, es una película viva a pesar de hablar de la muerte, porque en ella hay un espíritu de búsqueda, de encontrar nuevos caminos expresivos a través de las herramientas cinematográficas y la puesta en escena. 

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