Crítica de música

'Malalts del cel', abducidos por la magia de Sisa en el Grec

El concierto trajo un primoroso recorrido al último álbum del cantautor, de 2016, por parte una decena de voces de generaciones posteriores, como Maria Arnal, Guillem Gisbert (Manel) y Quimi Portet

Jaume Sisa, con Quimi Portet y Marina Rosell, en el espectáculo 'Malalts del cel', en el Teatre Grec

Jaume Sisa, con Quimi Portet y Marina Rosell, en el espectáculo 'Malalts del cel', en el Teatre Grec / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

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La puesta en escena, este miércoles, de ‘Malalts del cel’, el excelente álbum con el que, en 2016, Sisa cerró su carrera discográfica y que no llegó a presentar en directo, vino a demostrar algo que ya percibíamos: que el ‘mestre’ de Poble Sec es uno de los cancionistas cuya obra más ha alcanzado a las generaciones venideras y a creadores bastante o mucho más jóvenes. Así se vio en el Grec, en el minucioso recorrido, con algunos cambios de orden en beneficio de la dinámica escénica, por este álbum tan simpático como místico, que concluyó con un feliz golpe de efecto no previsto, la aparición del propio Sisa para celebrar desenfrenadamente uno de sus clásicos, ‘La primera comunió’.

El escenario del Teatre Grec lució como un ‘envelat’ de fiesta mayor, con sus guirnaldas de bombillas de colorines y algún que otro detalle marciano (concepción de Ignasi Duarte), y su parada de músicos dirigidos por Gregori Ferrer, pianista-acordeonista que asumió con acierto la delicada misión de leer el alma sonora del álbum y hacerla revivir. El carrusel de canciones, que abrió Roger Mas retrocediendo con sobrio pulso hasta la “Arcàdia somniada” del tema titular, proponía cierto desafío a la audiencia por tratarse de un repertorio poco popular, pero había ahí material de altura por redescubrir, desde ese ‘Tanca la porta’, abjurando de “la nostàlgia i l’enyor”, bien perfilado por Maria Rodés, hasta una conmovedora ‘Cançó de capvespre’ que parecía hecha ex profeso para la voz que le dio nueva vida, Marina Rossell. Desfile de intérpretes ágil, sin parlamentos.

Años que son ángeles

Así recorrimos a gusto los modos y giros anímicos que proponía el álbum, a través de ese pasodoble un poco siniestro llamado ‘Tramoia virtual’, de sombras realzadas por David Carabén, el sueño del retiro dorado simbolizado por una deliciosa ‘Hipopotàmia’, en las voces del dúo Tronco, o esa especie de ‘haiku’ llamado ‘La llum’, que invocó Julio Bustamante. Espléndidas voces femeninas, las de Tarta Relena, pasando del coro yeyé de Quimi Portet en ‘Duchamp’ a las armonías psicodélicas de ‘Llops udulant’; Queralt Lahoz, elevando ‘Alarí alaró’ y esperando filosóficamente “un senyal que ho expliqui tot”, y Maria Arnal en la ‘abolerada’ y un poco ‘jazzie’ ‘El nen’. El siempre admirable Joan Garriga no tuvo su mejor noche, hay que decir, manejando una voz resquebrajada, castigada por excesos recientes. Y Arnal puso la guinda, con Guillem Gisbert (Manel), estirando el ‘loop’ vocal de ‘Els anys’, palabras que, repetidas, se transformaron en “àngels” en una secuencia de trance sensorial que recordó la simpatía de Sisa por las vanguardias históricas.

Un bis que fue una fiesta

Hubo bis, y de alta graduación. Quim Carandell, cantante de La Ludwig Band, que previamente había entonado, un poco a la manera de Sisa, ‘La ratlla de l’horitzó’, reapareció con todo su grupo para imprimir a un tema antiguo, ‘Coristes i numismàtics’, el carácter del que no gozó la grabación original de 1979 (cuestionada por el propio autor). Gritos de “Jaume, Jaume” en las gradas. ¿Había acudido al Grec, finalmente, el homenajeado, pese a llevar semanas asegurando a sus amigos que no pensaba comparecer?

Jaume Sisa, con todos los artistas que participaron en el espectáculo 'Malalts del cel' en el Grec

Ferran Sendra

Quimi Portet, guitarra eléctrica en ristre, puso en marcha ‘La primera comunió’ con todos los implicados en escena, elevando el tono rockero, y a medio trayecto apareció Sisa con aire dubitativo, vigilante. Se hizo el silencio, recitó él las últimas estrofas (“Vés vianant, en so de pau…”) y volvió a estallar el estribillo con todo su feliz surrealismo (“hem de fer / la primera comunió / al balcó / disfressades de cavall”: ¿uso del femenino genérico ‘avant la lettre’ o licencia poética?), con un Sisa desatado, bailando y contorsionándose, arropado por músicos que, en su mayoría, no habrían nacido cuando la canción vio la luz, en 1976. Y de repente, todos volvimos a tener doce años.

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