Festival de verano de Barcelona

'El diablo cojuelo', un clásico muy payaso de Rhum & Cia

Las risas están aseguradas en el aclamado espectáculo de la compañía catalana que recala en el Teatro Condal. La 'troupe' de clowns se ha aliado con Juan Mayorga y la Compañía Nacional de Teatro Clásico para explorar un texto de hace 400 años con otra mirada

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EL DIABLO COJUELO.jpg / David Ruano

Marta Cervera

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Tras haber triunfado en el clown contemporáneo Rhum & Cia necesitaba hacer algo diferente. Este año regresan al festival Grec con su primer texto clásico, 'El diablo cojuelo', una novela del siglo XVII de Luis Vélez de Guevara con una adaptación hecha a su medida por el premiadísimo Juan Mayorga (dramaturgia) y dirección de Ester Nadal, ambos fans de la compañía. La complicidad de Lluís Homar, director del Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha sido clave para llevar a buen puerto este curioso proyecto que tras triunfar en España -acaban de pasar por el Festival de Teatro Clásico de Almagro- recala en el Teatre Condal hasta el 7 de agosto. "El teatro textual y el clown se potencian con esta propuesta estética pensada para el gran público", destaca Homar.

Jordi Martínez, Roger Julià, Joan Arqué, Piero Steiner, Mauro Paganini y Xavi Lozano ha triunfado entre la crítica y el público con esta propuesta.

En Madrid estuvo ocho semanas en cartel "en una época que no era ni Navidad ni vacaciones de verano, algo que agradezco", ha destacado Martínez. El actor combina el clown con sus apariciones en el teatro y series de televisión. "A veces parece que el payaso es el último de la fila. Reivindico ver espectáculos de clown en un teatro normal, en una temporada normal", señala.

Reto brutal

'El diablo cojuelo' parte de un juego metateatral: una 'troupe' de payasos que busca el reconocimiento monta un clásico, una obra escrita hace 400 años cuyo protagonista es un demonio que junto a un estudiante recorre el Madrid de los Austrias. Descubrirán las intimidades de una sociedad no tan distinta de la nuestra donde la doble moral está a la orden del día. "Cada costura y pliegue de los personajes está hecho a la medida de los intérpretes", ha destacado la directora. La obra empieza muy seria y acaba de forma muy payasa y salvaje. "Permite disfrutar al público de dos mundos tan distintos como el clown y el teatro clásico", dice Martínez satisfecho. "Hemos dado dado un paso adelante. Ya tenemos un universo que controlamos pero en este quinto espectáculo nos hemos complicamos la vida. Ha sido un reto brutal", admite. En la misma línea Joan Arqué, añade: "Para evolucionar hay que salir de la zona de confort."

En escena no solo declaman y actúan, también cantan y tocan todo tipo de instrumentos. Algunos de ellos son tradicionales -un pandero cuadrado de Peñaparra, un almirez (mortero metálico) y unos cencerros- otros, modernos -un bajo y guitarras autoconstruidas- y otros sencillamente increíbles.

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