La gran fiesta del rock duro
Judas Priest, dioses del metal en el Rock Fest
La banda de Birmingham ofició de tótem metalero, celebrando su 50º aniversario de carrera, en la jornada final del festival en el parque de Can Zam
La jornada acogió también a otras atracciones del ramo, como la cantante alemana Doro y el clásico thrash californiano Megadeth

Rob Halford durante el concierto de la banda inglesa Judas Priest en Can Zam durante el festival Rock Fest Barcelona / FERRAN SENDRA


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
El metal seguirá siendo ese paria mediático, objeto de ninguneo crónico, pero hay que ver las multitudes que sigue congregando, valiéndose de paquidermos del ramo como Judas Priest, banda británica que festejó este sábado sus ’50 Heavy metal years’ en la recuperada cita del Rock Fest ante una audiencia que superó los 23.000 asistentes. ‘Metal heads’ de variadas sensibilidades, de gustos más clásicos o más extremos, casi todos compartiendo códigos textiles (camiseta negra con logo de grupo, vaqueros) y atentos a un programa que, en su última jornada, ofreció otros reclamos apreciados, como Megadeth y Doro, la que fuera cantante de Warlock.
Con Judas Priest, el heavy metal se hizo carne (y cuero y tachas) con todos los honores y el aura de guerreros curtidos en mil batallas. Lo suyo no se puede suavizar por aquello de la edad, y a Rob Halford (71 años), el señor cantante, le correspondió la parte más exigente, forzar sus cuerdas vocales hasta los agudos más esquivos. Situar dos temas del álbum más extremo, ‘Painkiller’ ´(1991), como pórtico y cierre del ‘set’ (‘One shot of glory’ y el titular), fue una señal de sus intenciones criminales.
Clásicos cayendo a plomo
Pisando el acelerador, cayeron ‘You’ve got another thing comin’’, el trabalenguas de ‘Freewheel burning’ y el juego de guitarras sintetizadas, en su día muy discutido, de ‘Turbo lover’. Halford salió airoso, aunque abusando un poco del recurso de hacer cantar los estribillos al público. Los pesos pesados cayeron a plomo: ‘Victim of changes’, las versiones dinamiteras de ‘The Green Manalishi’ (Fleetwood Mac) y ‘Diamonds & Rust’ (Joan Baez).
Ver a Judas Priest sin K. K. Downing ni Glenn Tipton sigue siendo extraño, pero este último, apartado de las giras desde 2018 por el Parkinson pero todavía miembro oficial, salió, como hace cuatro años, para participar del bis. Sus colegas le reservaron nada menos que ‘Metal gods’, tema imperial al que Tipton, con aspecto debilitado, imprimió su carácter con las seis cuerdas, camino de ‘Breaking the law’ y ‘Living after midnight’. Dios del metal, pese a todo, con los fans a sus pies.
Paso a la ‘metal queen’
La suya no fue la única ortodoxia metalera de la jornada: ahí estuvo la valquiria Doro Pesch, una de las primeras mujeres en marcar territorio, en los años 80, en un imaginario tan masculino como el ‘heavy’. La ‘metal queen’ alemana lució poderío vocal acudiendo a temas tan apropiados para un festival como ‘Raise your fist in the air’ y formulando su propia versión de la ‘power ballad’ en la marcial ‘Für immer’, con base de teclados, antes de despedirse invocando a su antiguo grupo, Warlock, en el amago speed metal de ‘Hellbound’ y el himno ‘All we are’.
Y otra marca con galones, Megadeth, trajo la enjundia thrash. A la espera de ese álbum, ‘The sick, the dying… and the dead!’, que debe ver la luz en septiembre, los californianos procedieron al barrido de su discográfica combinando los ecos thrash con un metal más llano y ramalazos progresivos en ‘Hangar 18’ y el tortuoso ‘Holy wars… The punishment due’, inspirado en las guerras de religiones y en el conflicto irlandés. El suyo fue siempre un metal antibelicista, como recordó ‘Peace sells’: “se vende paz, ¿pero quién la compra?”, bramó Dave Mustaine sobre una atronadora base de doble bombo. Sorpresa: furiosa versión de ‘Four horsemen’, tema que Mustaine compuso para el primer álbum de Metallica, ‘Kill ‘em all’.
Últimos flecos nobles, a la espera del cierre con Kiss, de un Rock Fest que la madrugada del sábado acogió el power metal de Blind Guardian (sin uno de los guitarristas, Marcus Siepen, baja por covid), y la fantasía gótica de Mercyful Fate, con un rearmado King Diamond al frente. Esta banda danesa hundió raíces en sus dos álbumes de los 80 y brindó un tema nuevo, ‘The jackal of Salzburg’ (el primero en 23 años), muy afín a sus esencias. Metal con prefijos power, black o thrash, desplegado durante las tres jornadas de este Rock Fest del milagro, redivivo y con la vista ya puesta en 2023.
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