'Juego de asesinos': el juego del gato y el ratón, en versión hiperviolenta

El nuevo ‘actioner’ de Joe Carnahan escenifica una versión hiperviolenta del juego del gato y el ratón entre un asesino a sueldo y un estafador, y coloca a una resoluta policía novata en medio de ambos. Que la brutal confrontación tenga lugar casi por completo dentro de la comisaría de un pueblo de Nevada es uno de los principales toques de distinción de la película.

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Pero hay varios más. Carnahan logra que se nos haga difícil decidir de qué parte estar, y que en todo momento seamos incapaces de adivinar qué pasará después; las lealtades son alteradas constantemente, y eso envuelve el relato de una densa atmósfera de amenaza. Asímismo, utiliza con gran eficacia la geografía espacial del edificio policial con el fin de sorprender una y otra vez a sus personajes y coreografiar vistosas escenas de tiroteos. En el proceso, y mientras toma préstamos de las películas de Sergio Leone y de clásicos del cine de asedio como ‘Asalto a la comisaría del distrito 13’ (1976), la película versiona con convicción la estética del cine ‘exploitation’ de los 70.

Es cierto que a Carnahan por momentos se le va la mano con las pinceladas -o brochazos- de humor, y que a ratos los diálogos parecen demasiado interesados en llamar la atención sobre su propia estilización, pero en cualquier caso se las arregla para que esos excesos mitiguen el impacto visceral de la película.