Discos de la semana

Hasta Rammstein se siente vulnerable: el rearme interior de 'Zeit'

El grupo alemán invoca la fragilidad existencial y el paso del tiempo en su nuevo disco, donde aplica su artillería sónica a un cancionero introspectivo

Los nuevos elepés de Marco Mezquida, Eli Paperboy Reed, Germán Salto y Juicy BAE, también reseñados

Rammstein

Rammstein / Bryan Adams

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Ignasi Fortuny
Roger Roca
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Lo que faltaba: Rammstein en versión frágil y sentida, a tono con el estado de ánimo que cubre el mundo desde que el covid-19 lo frenó en seco. Tras el parón pandémico, el grupo berlinés regresa en modo introspectivo y hasta melancólico, con una obra, ‘Zeit’ (‘tiempo’), que deja un rastro de reflexiones sobre la fugacidad de la existencia. Ahí están esos versos angustiosos de la canción titular, que caen a plomo entre las lentas zancadas de metal pesado: “vemos, pero estamos ciegos”, “vamos en deriva hasta el final”, “el tiempo no tiene piedad”…

Material con pompa y circunstancia, con sus guitarras de titanio y su electrónica gruesa, transmitiendo ahora más recogimiento anímico que ganas de invadir el país vecino. Si ya ni siquiera tipos como Rammstein se sienten amos de su destino, ¿qué nos queda? Pero ‘Zeit’ no es un disco anti-Rammstein, sino que proyecta su identidad de forma más serena y matizada, acaso consciente de que el paseo militar que practicaban en discos anteriores no podía durar eternamente. Se abre con un poco de arte gótico atormentado (‘Armee der tristen’, buscando motivación ante las “flores marchitas” y “la fiesta de los desesperanzados”) y se cierra con un anuncio de despedida, ‘Adieu’, de interpretación libre (¿un cercano fundido del grupo?), en el que clama por “una última canción, un último beso”, asumiendo que “ningún milagro sucederá".

Tic, tac, el tiempo pasa

Mientras su álbum anterior, homónimo, les tomó diez años de elaboración, para el nuevo han bastado apenas tres. Aquel era un disco de reafirmación sónica y anímica, y este tiende al receso aun sin abandonar su vocación más invasiva. Es cierto que el tema ‘Zeit’ practica un apesadumbrado ‘baladismo’ (extremado en la ‘remezcla’ de cámara del islandés Ólafur Arnalds, publicada en el ‘single’), que ‘Schwarz’ da alas a líricos arpegios de piano y que ‘Meinen träten’ presenta una dolida marcha a cuenta de una historia truculenta (la madre que maltrata a su hijo). Pero no faltan las estratégicas invectivas brutales en el trayecto aplastante con texto ácido de ‘Zick zack’ (que ridiculiza la cirugía estética, de nuevo apelando al paso del tiempo: “corta eso, tic, tac, te estás haciendo viejo”), en el desbocado ‘Angst’ y en ese extravagante canto de feria llamado ‘Dicke titten’.

Rammstein desliza signos de debilidad sin romper su ley, dando salida a sus pulsiones íntimas desde su imaginario literario de excesos grotescos y su gusto por el aplastamiento castrense. Y no renuncia a su fascinación por la épica industrial, como expresa esa portada en la que los miembros del grupo bajan por la escalera del Trudelturm, monumento de 1936 a la investigación aeronáutica sito en Berlín. Una imagen cuyo autor no es otro que Bryan Adams, rockero (‘light’) también reconocido como fotógrafo. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

El título importa. Milos es el hijo del pianista Marco Mezquida, que le da la bienvenida al mundo en un disco luminoso y muy melódico. Y 'Letter to Milos' también es la sublimación de lo que Mezquida, el percusionista Aleix Tobias y el violoncelista Martín Meléndez hacen juntos desde 2017: tomar de aquí y de allá -folclore latinoamericano, palos ibéricos, romanticismo-, juntarlo todo en un dialecto propio, destilarlo en canciones que conquistan a la primera y, encima, hacer que parezca fácil. Roger Roca

Atendiendo a una antigua devoción heredada de su padre, Reed escoge una docena de piezas del repertorio de Merle Haggard, leyenda del country forajido, y las reboza en aceite de soul de Memphis. La honda gravedad de las canciones originales se transforma en un suculento festín de vientos frenéticos, órganos lujuriosos y catárticas interpretaciones vocales (‘Mama tried’, ‘I’m gonna break every heart I can’) que dinamita los prejuicios y desdibuja las fronteras entre géneros y razas. Rafael Tapounet

Secreto a voces del pop más refinado, este audaz madrileño, piloto aéreo de profesión, eleva la apuesta con este tercer álbum (tras los dos que lanzó a nombre de Salto), cambiando el inglés por el castellano y realzando sus canciones serpenteantes con cuerdas esbeltas. Obra de formas peliculeras, en la que perderte a gusto, como las de Pigmy o The High Llamas, con orfebrería extemporánea, valses encantados y guitarreo de etiqueta, elaborada con cómplices como Santi Campos y miembros de Morgan. J. B.

La sevillana Juicy Bae publica un primer álbum más que notable construido a partir de una indefinición de estilos. Son 13 canciones que se pueden explicar por su cuna flamenca, pero también por el R&B, el trap... El resultado, excelente, que se obtiene de la fórmula 'flamenco + música negra' desarrollada por una joven en 2022. Todo envuelto por el poderío que destila la de la sevillana, una de las figuras que vienen con fuerza. Ignasi Fortuny

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