Crítica de música

Kaufmann y Damrau enamoran en el Palau

Las dos estrellas de la lírica, acompañados del legendario Helmut Deutsch, ofrecieron un generoso recital de ‘Lieder’ en su regreso al auditorio modernista

Helmut Deutsch, Diana Damrau y Jonas Kaufmann, en el Palau de la Música

Helmut Deutsch, Diana Damrau y Jonas Kaufmann, en el Palau de la Música / A. Bofill

Pablo Meléndez-Haddad

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Este auténtico trío de ases del género liederístico regresó el sábado al Palau para nuevamente dejar huella. Ovacionados nada más pisar el escenario, la soprano Diana Damrau, el tenor Jonas Kaufmann y el pianista Helmut Deutsch ofrecieron un generoso programa con más de cuarenta ‘Lieder’ de dos compositores esenciales del repertorio, Schumann y Brahms.

Expertos en el estilo, ambos cantantes alemanes y el pianista vienés ya habían conocido el éxito en el ciclo Palau Grandes Voces con el ‘Italienisches Liederbuch’ de Wolf en 2018. Esta vez han regresado pasando antes por el Auditorio Nacional de Madrid –el jueves pasado– donde ofrecieron este mismo programa, parte de una gira que los está llevando por una docena de ciudades europeas y que acabará, cómo no, en grabación. Para ello han seleccionado poesías concebidas en su lengua materna puestas en música por autores que conocen con detalle, aterrizando en Barcelona ya casi al final de la gira, con el programa muy bien asimilado (aun así Damrau tuvo algún despiste que solucionó con simpatía después de controlar un nervioso ataque de risa).

Con la temática del amor por bandera –pasión espiritual y carnal–, el recital arrancó con un grupo de canciones de Schumann con varios ejemplos del ‘Op. 25, Myrthen’, así como del ‘Spanisches Liederspiel, Op. 74’ para concluir con Btahms y “Die Boten der Liebe”, de ‘Cuatro dúos, Op. 61’, antes de regalar, entre vítores, tres propinas. Todo resultó coherente y bien expuesto, destacando lo que Kaufmann consiguió con ‘Lehn’ deine Wang’ y ‘Verratene Liebe’, enlazadas casi sin pausa. Ya desde el comienzo se apreció la complicidad entre los intérpretes, en una compenetración total; tanto es así que en ocasiones pareció que Damrau y Kaufmann se estuvieran dando la réplica en una escena operística al dramatizar no solo los dúos, sino también canciones consecutivas, brindando un espectáculo que encantó al público. De esta manera se obviaba, en parte, la evidente contradicción que significa llevar un género intimista y camerístico como el ‘Lied’ a una sala para 2.000 espectadores como era el caso.

Con un repertorio de una tesitura central y poco exigente si se compara con la ópera escenificada, Damrau se movió como pez en el agua en todas sus piezas, tremendamente expresiva, explicitando desde la alegría a la tristeza con total convicción. Kaufmann alternó en su divino fraseo un canto recio y puntiagudo con sutiles pianísimos y hasta con sus ‘falseteados’ marca de la casa. Ambos demostraron elegancia en el ‘legato’, apoyados siempre, y con total eficacia, por un Helmut Deutsch que es pura sabiduría.

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