Una autora sigilosa

Tessa Hadley o el secreto mejor guardado de la literatura británica

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TESSA / Zowy Voeten

Elena Hevia

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Hay muchos factores que ayudan a que la escritora Tessa Hadley sea considerada todavía, como aseguran desde una de sus editoriales, Sexto Piso -la otra, en catalán, es Edicions de 1984-, “el secreto mejor guardado de la literatura británica”.

Para empezar, sus preocupaciones: le interesan las pequeñas historias domésticas, falsamente insustanciales, que ha sabido trascender con complejidad y elegancia. Tampoco ayuda que su escritura “discreta y sigilosa” se sitúe en la vieja tradición de excelentes autoras de la segunda mitad del siglo XX como Elizabeth Bowen, Elizabeth Taylor -nada que ver con la actriz- o Rumer Godden, que tradicionalmente no ocupan un lugar central y publicitado en las letras británicas, aunque hayan sido tan buenas e incluso más que sus colegas masculinos. Y mucho menos que se iniciara en la escritura bien cumplidos los 40, criados ya los hijos, y que el reconocimiento le llegara a los 60 años con su anterior novela ‘Lo que queda de luz’. Toca pues hacer caso a las muestras de admiración que le han dedicado pesos pesados como Hilary Mantel, Colm Toíbín o Chimamanda Ngozi Adichie.

El peligro es que como lectores no seamos capaces de profundizar en este mundo tan organizado y 'British', tan de tacitas de té y convenciones, para darnos cuenta de la capacidad subversiva de la autora, que en esta ocasión, con su novela 'Amor libre', relata la historia de una aburrida ama de casa que 1967, en pleno 'swinging London', se enamora de un hombre mucho más joven que ella y decide escaparse con él dinamitando lo que hasta el momento había sido su ordenada vida. “Me interesa hablar de esos puntos de inflexión, de ese momento explosivo en una trama que trastoca la vida de los personajes, porque en el caso de mi protagonista no está solo el inesperado enamoramiento sino también el miedo interno que tiene a envejecer, verse obligada a contemplarse a sí misma como ya la están empezando a ver los demás: como una mujer mayor”, explica la autora.

¿Fue revolucionaria la revolución sexual?

Los locos 60. Muchos autores británicos hombres se han ocupado del momento crítico que supuso para hombres y mujeres la vibrante revolución sexual que pareció trastocarlo todo en su choque directo con el antiguo régimen. Hadley piensa en su madre, que ha sido muy importante en sus elecciones literarias: “Siempre he pensado mucho en ella, para mí es un referente. En la época de la novela, cuando yo era una niña y ella una atractiva mujer de 30 años, a las amas de casa se les añadía una nueva presión social. Ya no era suficiente que tuviesen que cuidar la casa y de los niños, que es lo que básicamente habían hecho siempre, también se exigía de ellas que fuesen atractivas y sexis. Sé que si hoy le preguntara a mi madre, que tiene 90 años, si ella se sentía incómoda entonces posiblemente no lo reconocería, pero lo cierto es que era así”.

Hadley, que es una buena lectora de Henry James, su autor de cabecera, disfruta con esos choques culturales: la Gran Bretaña imperial que ya empieza a desmoronarse y la bohemia transgresora que asciende con fuerza vinculada al amor libre -esto es, un amor alejado del modelo romántico- y a los nuevos métodos anticonceptivos. “No creo que la revolución sexual diera como consecuencia automática un mundo mejor pero sí fue una transición nunca vista. ¿Dio como resultado algo bueno para las mujeres? Si se leen testimonios del momento veremos que muchas de ellas perdieron el miedo a la sexualidad y eso sentó las bases de lo que acabaría siendo el feminismo de los años 70”.

Quien busque aquí una historia romántica sin mas quedará decepcionado aunque la materia prima sea el amor, o mejor dicho, los usos amorosos. “Aunque esté hablando de pasión y de pasiones humanas, creo que mi mirada es más bien irónica y distanciada, sin tomar partido por ninguno de los miembros del triángulo, ni por el marido, un diplomático de izquierdas que no entiende a su mujer, ni por el joven que habla de transformar el mundo sin creérselo del todo, ni por la protagonista que le oye hablar conmocionada y siente cómo su vida se transforma de arriba abajo”. 

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