EL LIBRO DE LA SEMANA

Crítica de 'El año del Búfalo': los de arriba y los de abajo

Javier Pérez Andújar ha sido capaz de armar una novela surrealista que es muchas cosas a la vez

Pérez Andujar

Pérez Andujar / Zowy Voeten

Ricardo Baixeras

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Psicofonías, animales exóticos, escenas perturbadas y perturbadoras, mundos paralelos e intertextualidades jocosas ya habían aparecido en 'La noche fenomenal', novela con la que Javier Pérez Andújar (Sant Adrià del Besós, 1965) puso fin a su hartazgo de la cotidianidad para adentrarse en el terreno ignoto de la ficción paranormal y humorística. La suya es una escritura que nunca pierde la oportunidad de configurarse como la marca personalísima de la celebración de una vida lectora agradecida por la amistad cumplida y que juega, en serio, a ser una crónica personal porque es colectiva y colectiva porque es personal. El autor de 'Los príncipes valientes' no ceja en su empeño de construir una identidad pergeñada desde arriba y desde abajo, a saber, desde las citas y consideraciones que son propias de la alta cultura (nunca con el fétido olor de la pedantería) y desde las referencias constantes al mundo de la cultura popular. 

Con 'El año del Búfalo' Pérez Andújar ha ganado el Premio Herralde con una novela utópica y distópica que amplía el cerco que había dibujado en 'La noche fenomenal'. No es lo de menos que la historia que se cuente aquí sea, otra vez, literal y gozosamente surrealista. A la luz incandescente de dictadores, genocidas, revolucionarios y muertes cruentas el escritor (muerto) finlandés Folke Ingo en su novela 'El año del Búfalo' narra la vida de unos variopintos personajes encerrados en un garaje en compañía de un monstruo convertido en una amenaza. De ahí que la cita del 'Peer Gynt' de Henrik Ibsen que abre el libro (“¿Cuál es la diferencia entre trol y hombre?”) no sea baladí, sino más bien el detonante que desencadena una suave tensión siempre latente. Que en ese encierro, con visos de confinamiento vírico y mental, el narrador dé cuenta de las vidas de Ugo Rende, Basilitz Zhlobin y Tatos Kelkit parece claro. Pero a medida que la ficción avanza se expande, crece y se desparrama en miles de afluentes en forma de notas al pie no menos surrealistas en las que se pone en tela de juicio la narración matriz. La madre del finado, los padres de Basilitz, la traductora de su novela al español, el profesor del Ministerio de Humanidades, el Sr. Fuenlabrada, presidente del Club de Amigos de Gregorio Morán, y la exdirectora del cineclub de Santa Coloma de Gramanet dicen la suya sobre el texto de arriba desde abajo. Esa marca en el texto convierte 'El año del Búfalo' en un libro libre, irreverente y con un flujo constante entre el texto de arriba y sus apostillas, como quería Umberto Eco. 

Pérez Andújar ha sido capaz de construir una ficción que es varias cosas a la vez y la más decisiva es la de querer atrapar a cada uno de sus lectores en un párrafo distinto, en una escena dispar, en unas psicofonías 'post mortem' sostenidas en una asimetría imposible: vida y muerte, alegría y tristeza, erudición delirante y vital ignorancia. Un libro sobre cómo lidiar con los fracasos imposibles sin nostalgias añadidas.   

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