Estrenos de cine

'La vida era eso': un emocionante canto a la vitalidad desde la madurez

El director David Martín de los Santos debuta en el largometraje con una película sobre el choque generacional, sobre la soledad, sobre el desarraigo, en el que la veterana actriz Petra Martínez despliega un prodigioso recital de honestidad frente a la cámara.

Petra Martínez, en una imagen de 'La vida era eso

Petra Martínez, en una imagen de 'La vida era eso / Lolita Films

Beatriz Martínez

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El primer largometraje de David Martín de los Santos se presentó el año pasado en el Festival de Sevilla. Han tenido que pasar varias olas de coronavirus para que, por fin, se estrene en las pantallas 'La vida era eso', precisamente cuando acaba de conseguir dos candidaturas a los premios Goya, la de mejor dirección novel y la de mejor actriz protagonista para Petra Martínez, su primera nominación a pesar de ser una de las intérpretes más valoradas de los escenarios y también en el cine de nuestro país. 

Ella es la auténtica protagonista de la película, María, una mujer madura que acaba de sufrir un infarto y que conocerá en la habitación del hospital a una joven, Verónica (una luminosa Anna Castillo) con una cardiopatía. Entre ellas surgirá una conexión casi inmediata que va más allá de las generaciones, de manera que cada una le proporcionará a la otra, sin que se de cuenta, aquello que le falta, en el caso de María, la necesidad de encontrarse a sí misma, la energía suficiente para redescubrirse después de haber pasado toda una vida dedicada a su familia y, por qué no, (re)aprender a desear y a amar su cuerpo. 

“Son como dos náufragas que conectarán a partir de sus diferencias, pero también de su soledad. Es una crónica entre dos generaciones, un viaje en busca de la propia identidad. A través de Verónica, María tendrá el coraje necesario para enfrentarse a sus propios miedos, ya que las circunstancias del contexto sociopolítico de su época la marcaron en relación con la imposibilidad de expresar con libertad sus sentimientos y frustraciones”, cuenta el director David Martín de los Santos en conversación telefónica. 

María iniciará así un viaje, tanto físico como emocional. Se trasladará de Bélgica, donde emigró en los años sesenta en busca de una vida mejor, a una zona desolada de Almería para buscar las raíces de Verónica. Por el camino, se enfrentará a peripecias que nunca hubiera imaginado, entablará contacto con personajes que se encuentran tan desarraigados como ella y poco a poco se empezará a dar cuenta de todo lo que se ha ido negando por el camino. 

La vejez y el futuro

“Normalmente se tiende a ver la vejez desde el punto de vista cultural como algo negativo, como si ya no hubiera un futuro. Y yo lo que quería era darle un presente a ese personaje. Durante el largo proceso de gestación de la película, muchos tuvieron incovenientes sobre su edad, querían que fuera más joven, pero yo quise situarla en ese momento vital, porque mucha gente de su generación, como le ocurrió a mi madre, siempre estuvo lastrada y condicionada por los prejuicios”. 

El director siempre tuvo en mente a Petra Martínez para interpretar a su protagonista. En un primer momento, la veterana actriz rechazó el papel, porque ciertos momentos relacionados con el cuerpo y el placer le daban pudor. Afortunadamente, de los Santos no se rindió y consiguió que Petra se sintiera cómoda. El resultado, una de las mejores actuaciones del cine español reciente en una película que es un pequeño milagro. 

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