Crítica de cine

Crítica de 'La vida era eso': redescubrirse en la madurez

Petra Martínez compone un personaje memorable en esta ópera prima de David Martín De los Santos que supone una auténtica oda a la necesidad de recuperar el tiempo perdido cuando se ha alcanzado la edad madura.

Petra Martínez y Anna Castillo, en un fotograma de 'La vida era eso', de David Martín de los Santos

Petra Martínez y Anna Castillo, en un fotograma de 'La vida era eso', de David Martín de los Santos / El Periódico

Beatriz Martínez

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¿Pueden la enfermedad y la proximidad a la muerte transformarse en una película luminosa sobre el redescubrimiento de la propia identidad? Es lo que consigue David Martín de los Santos en su ópera prima, 'La vida era eso' una delicadísima y desnuda aproximación a la edad madura a través de las renuncias de una mujer que ha supeditado su existencia, sus deseos y su propio cuerpo a las convenciones de la familia tradicional que dictaba su época. Una joven paciente del hospital en el que se encuentra ingresada tras sufrir un infarto servirá de catalizador para que emprenda un viaje tanto físico como íntimo que la enfrentará a sus frustraciones. Un viaje en forma de duelo que la llenará vida. 

Resulta emocionante asistir al itinerario que emprende el personaje de Petra Martínez (en un papel que ratifica toda una carrera) a la hora de dinamitar por el camino todas las convenciones morales que la habían castrado hasta el momento, enfrentándose a límites insospechados, así como al rastro que deja Anna Castillo como un fantasma que llena de energía a la protagonista a la hora de adquirir el coraje necesario para abordar sus insatisfacciones. 'La vida era eso' es una película de una limpieza emocional prodigiosa, que es valiente y a la vez tierna, que es triste y al mismo tiempo reveladora. 

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