Crítica de concierto

Ovaciones para Amadeu Vives en el Palau de la Música

El auditorio modernista incluye en sus Conciertos de Tarde un homenaje al compositor promovido por Òpera a Catalunya

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aMADEU / Antoni Bofill

Pablo Meléndez-Haddad

Pablo Meléndez-Haddad

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La única entidad que ha pensado en Amadeu Vives en el 150° aniversario de su nacimiento ha sido la Fundació Òpera a Catalunya que, junto a la Orquestra Simfònica del Vallès, ha recordado al compositor de Collbató con un homenaje primero en Sabadell y después en el Palau de la Música Catalana. El ciclo de conciertos vespertinos del auditorio modernista se hizo eco de la efeméride, teniendo en cuenta que Vives fue uno de los nombres fundamentales en el nacimiento del Orfeó Català antes de que el músico emigrara a Madrid. La velada arrancó con la esencia de la catalanidad de Vives, con una emocionante versión de ‘L’emigrant’, una de sus canciones más emblemáticas, para más tarde recorrer algunos de sus éxitos -y fracasos- en el teatro musical.

La ‘Dansa de les bruixes’ y la ‘Cançó de Severí’, ambos fragmentos de su hoy desconocida ópera 'Euda d’Uriac' (1900), con libreto de Àngel Guimerà, y la pieza coral 'La plaça fan ballades' de la suite 'Follies i paisatges' (1928) precedieron a las selecciones de zarzuelas como ‘Bohemios’ (1904), ‘La Generala’ (1912), ‘Maruxa’ (1914), ‘La Villana’ (1927) o la popular ‘Doña Francisquita’ (1923), algunos de los títulos que le convirtieron en referente universal del género.

Se apuntaron a la fiesta el Coro de los Amigos de la Ópera de Sabadell, el Coro de Cámara del Palau, las castañuelas de la espectacular Belén Cabanes, el tenor José Bros y la soprano Isabella Gaudí. El cantante barcelonés, en un muy buen momento, lució la belleza de su timbre, su fraseo prodigioso y su acostumbrada dicción transparente, siendo ovacionado en la romanza 'Por el humo se sabe' -impresionante- de 'Doña Francisquita'. Isabella Gaudí aportó gracia, expresividad y un potente registro agudo, con los picados de su Doña Francisquita bien negociados. Xavier Puig lo cocinó todo con mucha pasión y energía ante un público entusiasta que supo agradecer la entrega de los intérpretes.