Crítica de concierto

Yoncheva enamora en el Palau

La diva operística ofreció un original programa en su debut en el ciclo Gran Veus

Sonya Yoncheva

Sonya Yoncheva / A. Bofill

Pablo Meléndez-Haddad

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Como parte de una breve gira internacional Sonya Yoncheva, acompañada por la Cappella Mediterranea que dirige Leonardo García Alarcón, debutó en el ciclo Grans Veus del Palau de la Música presentando su último disco, ‘Rebirth’ (‘Renacimiento’). Cotizada intérprete mozartiana, belcantista y, últimamente, también verdiana, sus intereses musicales son tantos como amplios son los estilos que acostumbra visitar, parte de ellos reflejados en el cedé. En el mercado desde la pasada primavera y producido y grabado durante la pandemia, ‘Rebirth’ presenta un heterogéneo recorrido por 500 años de música, desde Monteverdi al pop de ABBA, apostando por una temática que incide en el aspecto espiritual y curativo del arte musical en esta nueva etapa que se vive en el mundo tras el confinamiento y que sirve como homenaje a los cientos de miles de fallecidos por la epidemia.

Para la gira de conciertos la cantante búlgara seleccionó básicamente música renacentista y barroca, con alguna incursión en la canción tradicional, piezas, muchas de ellas, arregladas por el guitarrista e intérprete de tiorba Quito Gato, miembro del conjunto instrumental. Yoncheva, implicada al máximo con cada una de las obras, interpretó un programa que le quedaba muy cómodo y sin muchas exigencias en la zona aguda. Su dominio estilístico y técnico es sólido y aporta mucha naturalidad; sus orígenes en el ámbito de la música antigua se pusieron de manifiesto en su fraseo esculpido nota a nota, en su control del ‘fiato’ y en su sentido del ‘legato’ y del ornamento. Todo ello, unido a su voz de timbre maravilloso y de esmalte aterciopelado, provocaron que el público se enamorara de su poder de comunicación al interpretar a Stradella, Cavalli o Monteverdi. Su versión del lamento de Dido, de ‘Dido and Aeneas’ de Purcell, fue impresionante. Lo mismo podría decirse de su ‘Come again, sweet love’, de John Dowland, o del aria escrita por Garcia Alarcón 'Y a tus plantas Nisea', para la ópera ‘El Prometeo’.

El director argentino y su conjunto impactaron en todas sus intervenciones, especialmente en la impecable chacona de Caldara o en esa aplaudida ‘tarantella’. El programa acabó con la popular ‘No hay que decirle el primor’, que repitió como despedida, mientras que en el capítulo de propinas hechizó con ‘Like an angel passing through my room’, de ABBA.