Organizadores, indignados

Cruïlla, Vida y Canet Rock critican el estudio de Salut sobre los festivales

Las muestras musicales piden que las cifras de contagios “se contextualicen” y lamentan que no se haya tenido en cuenta su labor de cribaje, desviando positivos de los recintos

Los directores defienden seguir trabajando para “generar espacios de baja transmisión” que permitan recuperar la actividad

Numeroso público acudió ayer a la última jornada del Cruïlla.

Numeroso público acudió ayer a la última jornada del Cruïlla. / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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Discrepancias y protestas de los festivales ante el estudio hecho público este jueves por Salut sobre los contagios derivados de su celebración, en la primera y segunda semana de julio. El Cruïlla, Canet Rock y Vida Festival piden que las cifras publicitadas (2.279 infectados, 842 más de los esperados) “se contextualicen”, reclama Gemma Recoder (Canet), y que se tengan en cuenta otros factores, como la labor de cribaje, a partir de la cual se detectó y apartó a positivos que ya no entraron en los recintos. “Nuestro papel ha sido más de prevención del covid-19 que de propagación, y la visión de este estudio es parcial”, defiende Jordi Herreruela, director del Cruïlla. 

Los festivales relativizan el impacto vírico al recordar que “esos días estábamos teniendo 8.000 contagios diarios en Catalunya, y que en las tres semanas analizadas se registraron más de 200.000”, señala Herreruela, que recuerda que de esos 2.279 infectados, 1.437 eran los esperados “y se habrían dado igualmente si no hubieran asistido a las muestras”, destaca. “¿Los festivales producen 2.279 infectados? Hombre, decirlo así es de prensa amarilla. En el caso del Cruïlla, solo podemos hablar de 221 casos por encima de los que se esperaban”.

Público que asume riesgos

El director de la muestra del Fòrum añade otro elemento para matizar las cifras y apunta al perfil de los asistentes. “Gente que asume un riesgo adicional en comparación con la que no sale de casa, y que se mueve, de modo que, si no hubiera venido al festival, habría asumido riesgos en otras situaciones”, argumenta. “También se podría hablar de los riesgos de quien coge el transporte público o va a un restaurante, pero esas actividades no se cuestionan”. El público de estos festivales es “joven y activo”, incide Gemma Recoder, y “no se puede demostrar dónde se contagió”.

Los festivales critican que el estudio de Salut no haya tenido en cuenta los cribajes, que se saldaron con 285 positivos en el Cruïlla, excluidos del festival (y que “habrían generado más de 1.000 contagios”, estima Herreruela), así como 152 en Canet Rock y 51 en el Vida Festival. Al respecto, el director del Cruïlla extrae como conclusión que “hacer los cribajes por parte de los promotores es muy difícil y supone un riesgo muy alto”, y pide que “los tests se hagan en farmacias y que los farmacéuticos se conviertan en notarios de nuestro estado de salud”.

Propagación “un poco” superior

Los directores admiten que se generaron más contagios a raíz de la celebración de los festivales que si no se hubieran celebrado, si bien el diferencial representa “un porcentaje muy pequeño”, afirma Gemma Recoder. Para Herreruela, hay que recordar que estas muestras “han sido probablemente los eventos con más riesgo desde el inicio de la pandemia y, aun así, el nivel de propagación es solo un poco superior al de la población que no asistió a ellos”.

Los festivales se muestran como un sector productivo que trata de encontrar la manera de reanudar su actividad asumiendo que el riesgo cero en cualquier ámbito siempre será imposible. Por ello, se trata de “generar espacios con una baja capacidad de transmisión”, apunta Jordi Herreruela, mientras que Dani Poveda (Vida Festival) recuerda que lo de este año era “una prueba piloto cuyo propósito era implementar el modelo para recuperar la actividad”.

Herreruela considera a los festivales como “aliados” de la administración. “Hacer este Cruïlla nos ha servido para aprender, porque se trata de encontrar maneras para volver a trabajar”, dado que la normalidad pos-pandémica “quizá cuesta de alcanzar” y, mientras no llegue, “habrá que encontrar fórmulas”. El director del Cruïlla anuncia que el festival está elaborando un estudio propio que hará público a finales de agosto o en septiembre, y dice observar “ganas de atacar, de un modo sensacionalista, al sector de la música en vivo, que ha sido culpabilizado desde el inicio de la pandemia”.