Novela esencial

José Ovejero: "La ciudad ya no es un lugar para vivir sino para visitar"

El escritor madrileño ha cosechado una buena recepción con 'Humo', una obra en la que se perciben ecos de 'La carretera' de Cormac McCarthy

José Ovejero

José Ovejero / Simone Boccaccio

Elena Hevia

Elena Hevia

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La última novela de José Ovejero (Madrid, 1958) está en sintonía con buena parte de la literatura que se está escribiendo en estos últimos tiempos de miedo y zozobra ante el porvenir, aunque él niegue, en una visita relámpago a Barcelona, que la celebrada ‘Humo’ (Galaxia Gutenberg) encierre algún tipo de advertencia crítica a estos tiempos distópicos. La historia, esencial hasta la médula, situada en un entorno rural, encierra en una cabaña a una mujer, protagonista del relato, y a un niño que no es hijo suyo y que enclaustrado aún más en su mutismo la acompaña como un animalito fiel. Cómo sobrevivir en medio de una naturaleza que por momentos se muestra más hostil que amable es el único argumento de la obra.  Porque como explica el escritor, ese mundo “como fuera de eje” en el que se percibe humo en la lejanía de las ciudades como una ominosa amenaza ya está aquí, es el que vivimos. “No estaba pensando en el futuro mientras escribía, sencillamente veía el desarraigo de los migrantes, esa gente que viene de mundos destruidos, o era consciente de la amenaza real del cambio climático”. ¿Hace falta decir que todo esto fue imaginado antes de que la pandemia le diera carta de categoría a nuestro posible fin del mundo como tantas otras novelas escritas al filo de la crisis sanitaria? 

Empecé a preguntarme qué supondría una vida donde la principal prioridad fuera mantenerte vivo. ¿Habrá momentos de placer, habrá belleza? ¿O no?

Pero lo dicho, Ovejero no desea dar arengas ni sermones, su idea era sencillamente describir las sensaciones de una superviviente en una situación límite “sin ningún tipo de prejuicios ni finalidad”. “Empecé a preguntarme que, si como nos hemos dicho mucho últimamente, tienes que transformar tu forma de vivir, qué supondría una vida donde la principal prioridad es mantenerte vivo. ¿Habrá momentos de placer, habrá belleza? ¿O no?". 

Contemplación y crueldad

Pese a la violencia a la que se enfrenta la protagonista -marca de la casa del autor que exploró el tema en el ensayo ‘La ética de la crueldad’- esta es una novela bastante zen, en el sentido en el que explora el aquí y el ahora en muchos momentos de contemplación tranquila. “No quería contar el pasado de los personajes porque eso los apartaba del presente y no quería romper su mundo sensorial. Algunos lectores me han dicho que al acabar la novela sentían que todavía se sentían dentro de la cabaña y eso es muy satisfactorio para mí porque es precisamente lo que quería conseguir”. 

Los afectos suponen una dependencia que [la protagonista de 'Humo'] no está dispuesta a asumir

Un mundo donde la civilización se tambalea más una mujer y un niño es una ecuación que puede llevar al lector a pensar en ‘La carretera’ de Cormac McCarthy. “'La carretera' es una novela sobre la paternidad, sobre qué mundo legaremos a nuestros hijos, pero yo no quería hablar de eso. De ahí que aunque la historia se sustente en una mujer y un niño, me parecía importante que no fuesen madre e hijo. Yo quería que el primer pensamiento de ella fuera sobrevivir frente a todo lo demás, por eso es una mujer que huye del estereotipo de la cuidadora y de los afectos, porque los afectos suponen una dependencia que no está dispuesta a asumir”. 

Lejos del mundanal ruido

El trasfondo de esta historia, su semilla, hay que encontrarla en la propia peripecia de su autor que junto a su pareja, la escritora Edurne Portela, decidió trasladarse a vivir desde Lavapiés, en el centro de Madrid, a un pueblo minúsculo en la Sierra de Gredos meses antes de que estallara la pandemia. La crisis sanitaria no hizo más que confirmarles que aquel lugar junto al bosque era ideal para ambos. “El traslado me enseñó a ver otras cosas, otros olores y sonidos y a darle otro sentido a mi vida: dejé de estar en las redes desde primera hora de la mañana, me acostumbré a salir a la calle a mirar y a percibir y creo que todo eso se trasmite en ‘Humo’”. ¿No queda algún resquicio de nostalgia de la ciudad? “No, las ciudades han perdido su función que era la habitabilidad, ahora son productos de consumo para gente que no vive allí y para los que la visitan de forma esporádica . Mucha gente se va, no porque crea que el campo es una maravilla, sino porque ya es muy difícil vivir allí: los precios han subido, la red del barrio ha desaparecido. La ciudad ya no es un lugar para vivir sino para visitar”. ¿A alguien le extraña que el humo titular provenga de una ciudad? 

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