El implacable Emmanuel Carrère gana el Premio Princesa de Asturias de las Letras

Fascinado por los personajes torturados e incómodos, como demostró en sus dos obras maestras El adversario y Limònov, pero también feroz retratista de sí mismo, el escritor francés Emmanuel Carrère es junto a Michel Houellebecq uno de los más celebrados de las letras francesas. A su historial de galardones, el Premio FIL de la Feria de Guadalajara, México, por ejemplo, se une ahora el Premio Princesa de Asturias de las letras 2021 concedido este miércoles. Un premio que quizá, y así lo admite vía zoom desde su casa de París, pueda compensarle de la decepción de no haber recibido el ansiado Goncourt por su última novela, 'Yoga' (Anagrama). Lo dice por cortesía, claro está, pero no está nada mal situarse en la misma liga que autores como John Banville, Susan Sontag, Paul Auster, Claudio Magris, Doris Lessing, Arthur Miller, Carmen Martín Gaite, Augusto Monterroso, Günter Grass, Philip Roth, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Juan Rulfo, que lo recibieron.

Carrère, escritor de obras elaboradísimas de no ficción en las que suele incluirse a sí mismo en un juego de autoficción, siempre ha estado fascinado por las personalidades extremas incluida la suya propia. En ‘Yoga relata cómo cayó en un proceso de depresión que requirió tratamiento electroconvulsivo. “No me gusta demasiado el término autoficción para definir lo que hago -explica- porque en realidad solo he utilizado esa técnica en mi última novela. Si aparezco en la mayor parte de mis novelas como narrador es porque siento una gran necesidad de vincular lo que cuento conmigo mismo. Pero esto es algo que en definitiva de forma más velada o más evidente hacen todos los autores”. Sin embargo, revela que su próximo libro, ambicioso y de envergadura, no tendrá su característico componente autobiográfico aunque -añada- que “ a veces cuando expulsas a alguien por la puerta aparece por la ventana”, en alusión a que quizá no decepcione a sus lectores.

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Mejor figuras que paisajes

Más allá de las tramas lo que más interesa al francés son los personajes, algo que admite e ilustra con su querencia a fijarse mucho más en los retratos que en los paisajes cuando visita un museo. “Creo que yo ante todo soy un retratista”. Para el autor todos nos sentimos dentro de una caja social y cultural que nos contiene, nos moldea y nos retiene, pero lo que intento como escritor es mirar por encima de esa caja”. 

Pese a no ser partidario de Macron, se ha sentido muy incómodo por el bofetón recibido este martes por el presidente francés. “Lo único que espero de nuestra política es que el Frente Nacional no llegue al poder y que esta no se resuelva a tortazos”. En este sentido recuerda una de las últimas frases de Aldous Huxley, un intelectual que se pasó la vida estudiando las religiones y los sabios de todas las tradiciones. “Al final su recomendación fue que hay que intentar ser un poco más amables”. 

Gran influencia

Según el acta del premio Carrère ha construido una obra muy personal en la que se "borran las fronteras entre realidad y ficción". Además se destaca que sus libros "contribuyen al desenmascaramiento de la condición humana y diseccionan la realidad de forma implacable". El autor, siempre según el acta, dibuja un retrato incisivo de la sociedad actual "y ha ejercidado una notable influencia en la literatura de nuestro tiempo".

El jurado de esta distinción literaria ha estado formado por escritores, críticos, libreros y periodistas culturales como Santiago Muñoz Machado (presidente), Fernando Rodríguez Lafuente (secretario), Xuan Bello, Blanca Berasátegui, Anna Caballé, Gonzalo Celorio, José Luis García Delgado, Jordi Gracia, Lola Larumbe, Antonio Lucas, Carmen Millán Grajales, Rosa Navarro, Leonardo Padura, Laura Revuelta, Carmen Riera, Iker Seisdedos, Jaime Siles, Diana Sorensen y Sergio Vila-Sanjuán