CRÍTICA DE CINE

'Gaza mon amour': Eros entre las bombas

Historia de amor otoñal y hábil retrato de la comunidad palestina entre el fundamentalismo islámico y los bombardeos israelíes

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Gaza mon amour'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Gaza mon amour'. /

Nando Salvà

Nando Salvà

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A medio camino entre la comedia romántica y la reflexión política -aunque más cercana a la primera- y entre el realismo y el absurdo, la segunda película de los palestinos Tarzan y Arab Nasser se sitúa en el conflictivo territorio titular para trazar el retrato de un sesentón irritable pero encantador y ofrecerle la promesa de un amor otoñal en un lugar que da poca cabida al romanticismo. Y lo hace con una actitud tan distendida y una voluntad tan minimalista que su metraje, pese a sumar solo 85 minutos, da la sensación de haber sido estirado, en buena medida porque las dos líneas argumentales que la atraviesan nunca llegan a complementarse: a un lado se nos presenta un discreto cortejo; al otro, una subtrama relacionada con la escultura de un Apolo priápico que simboliza el torpor sexual de los hombres de la región y que permite al relato desvíos puntuales hacia el humor de trazo grueso.  

Los Nasser, eso sí, compensan la falta de foco con su habilidad a la hora de adentrarnos en una comunidad que vive bajo la autoridad del fundamentalismo islámico y en la que los bombardeos israelíes son algo cotidiano. Sin necesidad de llegar a ponerse sombríos ni de caer en el melodrama, además, conducen la película hacia una conclusión genuinamente emotiva que reconoce la dura realidad social y política a la que sus protagonistas estarán siempre expuestos pero también que, pese a todo, la vida sigue.