Reconocimiento en Barnasants

La 'cançó' rinde homenaje a su 'germanet', Lluís Miquel

El cantautor valenciano, pionero de la escena en catalán durante el franquismo, inspira un concierto este sábado en L’Hospitalet

Artistas como Serrat, Pi de la Serra o Maria del Mar Bonet interpretarán sus canciones

Lluis Miquel

Lluis Miquel / German Caballero

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se le ve conmovido y un poco descolocado por este homenaje que le dispensará el sábado Barnasants. Él, que se siente “iaio-iaio”, dice, “retirado de artista”, y que ya se veía lejos del tiempo de los fastos y las ofrendas. “Pero después de esto ya me podré morir tranquilo”, bromea Lluís Miquel, el un día timonel de Els 4 Z, pionero de la ‘nova cançó’ con canciones de compromiso y metáfora como ‘L’arbre’, la voz que dio un nuevo calado a Brel, el cachondo líder de Patxinguer-Z, el colega de Serrat, Sabina y Pi de la Serra en el doble en directo ‘Silenci, gravem’ (1986), el emprendedor de los estudios Tabalet, donde cocinaron sus influyentes primeros discos Remigi Palmero y Juli Bustamante.

Para Lluís Miquel Campos (València, 1944), este tributo es una fiesta que no podía perderse, y por eso estará ahí cueste lo que cueste, y no será poco, dada su movilidad reducida, a causa de una enfermedad degenerativa. “Pero Serrat me ha dicho que sí yo no voy y canto, él tampoco”, hace saber. Ahí estarán, en el teatro Joventut, junto al ‘nano’ y a Quico, a quienes llama “els meus germanets”, Maria del Mar Bonet, Toti Soler, Joan Isaac, Roger Mas, Borja Penalba, Sílvia Comes, Albert Garcia, la Cashalada Companyia y Aitana Ferrer, sacando lustre a sus canciones en compañía de los periodistas Amàlia Garrigós, conductora del evento, Vicent Sanchis y Ricard Ustrell.

Verbena con mensaje

Todo para rendir honores a un cantautor que estuvo ahí antes que ninguno de ellos, cruzándose con Raimon, “el Pele” (de Pelegero), en los primerísimos años 60, y juntándose con “cuatro amigachos” para dar forma a Els 4 Z. Las primeras voces que le tocaron fueron las italianas (Carosone, Celentano, Mina), y a diferencia de los muy formales Els Setze Jutges, este grupo se abrió paso tocando en verbenas populares y en el “mercado bailongo”. Lo cual no les apartó de la lírica comprometida: “Mare, mira quin arbre hi ha / ací plantat enmig del camí”, decía su canción más célebre. “Està ací plantat i no ens deixa avançar”. El árbol, como luego la estaca de Llach, erigido en “símbolo de la represión cultural, lingüística y de todo”.

Con Els 4 Z, Lluís Miquel se fundió en los ambientes de la ‘nova cançó’, grabando para Edigsa y compartiendo bolos en escenarios como el del Palau y emisiones con Salvador Escamilla en Radio Barcelona. Cuatro epés, si bien el último ya no vio la luz “porque prohibieron poner a Els 4 Z en todas las emisoras”. Hablamos de un grupo que sufrió uno de los episodios de represión más severos, y poco contados, del franquismo, con su detención a raíz del recital en el cine Artis, de Valencia, con Raimon, en febrero de 1966.

Topando con “una bestia”

Mientras el autor de ‘Al vent’ regresaba a Barcelona sin males mayores, Lluís Miquel y los suyos fueron incomunicados en un calabozo durante 78 horas. “Gobernación Civil hizo un informe que decía cosas terribles, que habíamos hablado mal de Franco y qué sé yo, cuando nosotros solo cantábamos por la libertad”, evoca el cantautor. Los soltaron, pero multados (10.000 pesetas a cada uno) y vigilados. El caso llegó al Tribunal de Orden Público y se encontraron en adelante con la prohibición sistemática de sus recitales, hasta el punto de que el grupo tuvo que disolverse. “En Valencia teníamos a un gobernador civil que era una bestia, Antonio Rueda Sánchez-Malo. Nunca he olvidado su nombre”.

Volvieron ya muerto Franco, en 1976, como Lluís Miquel i Els 4 Z, firmando por fin un elepé (‘Onze cançons i un adéu’) en el que revisaron piezas antiguas y nuevos hallazgos, como ‘S’adoneu’. Lluís Miquel se relacionó siempre con Barcelona no tanto para incorporarse al entorno y la industria catalana de la ‘cançó’ sino para tomar ideas y crear tejido en Valencia, y así nacieron los estudios Tabalet, en Alboraia, donde en 1981 grabó a Remigi Palmero con su venerable ‘Humitat relativa’. “Un renovador de la canción”, apunta, “ya que no era el cantautor de raca-raca”.

La orquesta cachonda

Un Lluís Miquel, el de los 80, cada vez más desdoblado: cantautor, empresario y ‘entertainer’ al frente de Patxinguer Z, “orquesta cachonda” que fue fichada por Fernando García Tola en su programa ‘Si yo fuera presidente’, de TVE, cantando cada semana cuplés y ‘covers’ satíricos “ante audiencias de 12 y 13 millones de espectadores”. Y otra faceta más, la de creativo publicitario, autor del famoso ‘jingle’ de Mercadona.

Muchas batallas y no poca diversión, como se deriva de su desprendido modo de contar su historia, ahora que es tiempo de disfrutar del calor de los amigos. Y de soltar alguna que otra invectiva sobre el actual estado de las cosas: los cantantes valencianos de ahora hacen letras “demasiado paisajísticas”, estima antes de concluir con una observación que, en su voz, sabe a lección de vida: “Hay gente que empieza una carrera y se cansa pronto. No saben que hay que bregar mucho”.

Suscríbete para seguir leyendo